MI SANDWICH MIXTO.
Mi amiga Adriana tiene la denominada “Teoría del Sándwich Mixto”, que con el permiso de ella (espero que me lo dé), paso a relataros.
Para ella, la convivencia en pareja consiste, entre otras cosas, en disfrutar de las pequeñas cosas de a vida y ella lo ilustra con la imagen de llegar a casa cualquier día de trabajo, cansados ambos, y ponerse entre los dos a preparar unos sándwiches mixtos para la cena, contarse las cosas del día o simplemente charlar de cualquier cosa, lo importante es compartir el final de la jornada con tu pareja y disfrutar del placer que supone tomarse un sándwich mixto con la persona que quieres.
En el fondo, creo que la mayoría, aspiramos a llevar a la práctica dicha teoría, yo la experimenté en su día, y sin duda aspiro, a volver a experimentarla en un futuro, cuando llegue el momento, la situación y la persona, esa conjunción astral tan retorcida, que no siempre se produce, pero que es cuestión de paciencia y azar que se produzca.
Mi amiga Adriana tiene la denominada “Teoría del Sándwich Mixto”, que con el permiso de ella (espero que me lo dé), paso a relataros.
Para ella, la convivencia en pareja consiste, entre otras cosas, en disfrutar de las pequeñas cosas de a vida y ella lo ilustra con la imagen de llegar a casa cualquier día de trabajo, cansados ambos, y ponerse entre los dos a preparar unos sándwiches mixtos para la cena, contarse las cosas del día o simplemente charlar de cualquier cosa, lo importante es compartir el final de la jornada con tu pareja y disfrutar del placer que supone tomarse un sándwich mixto con la persona que quieres.
En el fondo, creo que la mayoría, aspiramos a llevar a la práctica dicha teoría, yo la experimenté en su día, y sin duda aspiro, a volver a experimentarla en un futuro, cuando llegue el momento, la situación y la persona, esa conjunción astral tan retorcida, que no siempre se produce, pero que es cuestión de paciencia y azar que se produzca.
Esta teoría, vino a mi mente el pasado lunes, mientras, yo solita en mi casa me estaba preparando un sándwich mixto como dios manda, y eché de menos tener alguien a mi lado con quien compartir tan doméstica experiencia. Aún así me fui feliz para el salón a dar cuenta de mi delicioso sándwich, cuando a mitad del mismo llamaron a mi puerta. Extrañada fui a abrir, y resultó ser el chico de mis desvelos, el que hace que me inquiete, que analice sus gestos y palabras, el que me coge de la mano cuando estoy desanimada, el que me besa a veces con ternura y otras con pasión, el que me da una de cal y otra de arena, pero al final siempre me hace saber que está ahí conmigo, y que quiere estar conmigo. Mi “hombre enigmático” como yo le llamo, porque muchas veces no se lo que piensa, y me crea inseguridades; con él estoy aprendiendo una nueva forma de pareja, y es que cada hombre es distinto, y eso hace que cada relación sea distinta.
Evidentemente pasó y le invité a cenar, previamente me dio la buena ración de abrazos y besos, que sabía que yo ese día necesitaba. Acabe comiéndome la mitad del sándwich mixto que me restaba, y me di cuenta de cual era mi momento personal. No puedo aplicarme la “Teoría del sándwich mixto”, pero si la nueva “Teoría del medio sándwich mixto” y es que no tengo quien me ayude a preparar el dichoso sándwich, pero a veces aparecen por sorpresa y me ayudan a terminar el sándwich entre charlas cotidianas, guiños y cariños. Lo mejor como siempre, el postre.
Querida, querida, querida... Te comas medio sandwich o el sandwich entero, lo importante es que saborees a fondo cada mordisco, que despiertes tus sentidos y que, en un futuro, recuerdes el bocado sabroso que tuviste la ocasión de disfrutar, independientemente de quién lo prepare. Y por supuesto, ¡no dejes ni las migas!
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