miércoles, 7 de enero de 2009

La Amistad y los Hermanos




La vida está llena de elecciones que nos condicionan, una de esas elecciones es la gente que te rodea, uno elige a sus amigos, no es una elección universal, uno se cruza con esas personas en su vida por unas circunstancias u otras, y con unas conectas y con otras no, de esta forma eliges y desechas a las personas en las que quieres confiar y con las que quieres compartir tus experiencias y momentos. Esos amigos a veces pasan contigo una época de tu vida y luego lentamente se van dispersando, otros permanecen y otros reaparecen, pero todos y cada uno de ellos han sido elegidos por ti como tus amigos en un momento u otro, porque con ellos te has sentido comprendido y querido, y a su vez ellos también te han elegido a ti como amigo, lo cual es un honor, porque si yo considero a alguien como amigo es porque lo admiro, así que entiendo que existe esa reciprocidad.


Pero con independencia de los amigos, existen otras personas que aparecen en tu vida sin elegirlas nunca, y que a diferencia de otras personas no elegidas de tu entorno como pueden ser compañeros de trabajo o de clase, siempre permanecerán ahí en tu vida, tienes un nexo inquebrantable con ellos, que nunca va a desparecer, tu familia. Uno no elige donde nacer y de repente se encuentra con un montón de personas que evidentemente van a condicionar tu vida, tengo clarísimo que yo no sería como soy si no hubiese tenido a los padres que tengo, yo tengo una personalidad distinta a cada uno de ellos pero hay rasgos de mi carácter, de mis ideas y de mis comportamientos que comparto con ellos.


Después aparecen los hermanos, y se crea esa relación de amor-odio, ese instinto de protección y a la vez de celos. A mis hermanos los conozco mucho, pero a la vez los desconozco; los conozco en muchos aspectos de su carácter, de sus ideas, de su forma de ser, porque no en vano, al ser la mayor los conozco desde que nacieron y he convivido con ellos durante muchos años, los he visto aprender a andar, hablar, los he visto ganar, perder, llorar, gritar, enfadarse y alegrarse. Pero entre nosotros nos comportamos como lo que somos, hermanos y nos tratamos como tales, eso significa que posiblemente nos hagamos mas “feos” que los que les pudieras hacer a un amigo, y que no le confiemos nuestros secretos como pudiéramos hacerle a un amigo.


Los hermanos nos conocemos en una faceta personal, la familiar, pero a veces desconocemos como es en otros aspectos de la vida. Todo esta reflexión viene porque he descubierto sin que él lo sepa un blog de mi hermano, en el que el vierte sus mas diversas opiniones y reflexiones, las cuales en ocasiones me sorprenden y me hacen descubrir cosas de él que no sabía.
Con mi hermana me paso algo similar cuando estuvimos trabajando juntas, con ella he descubierto cierto nivel de amistad que hasta entonces nunca habíamos tenido, y eso me alegra profundamente. Con mi hermano me cuesta mucho más salvar esa distancia, y nos peleamos como hermanos.


Y es que los elijamos o no somos familia y nos conocemos de siempre, la vida nos ha puesto ahí y no nos queda más remedio que querernos, aunque en ocasiones nos odiemos.


E.M.

1 comentario:

  1. El amor a los hermanos es un amor complejo. Porque no siempre nos llevamos bien con ellos, no siempre tenemos cosas en común (usualmente, NO se tiene nada en común con ellos), no siempre nos gusta su forma de actuar y, si para colmo son menores que nosotros, tendemos a querer protegerles y nos duele que ellos, a menudo, no parecen valorar todo eso (o al menos, nos dan la sensación de que no lo valoran).
    Existen hermanos a los que llegas a tratar incluso menos que a los amigos o a los compañeros de trabajo, sin embargo, la sangre tiene algo, no se sabe el qué, que nos da tirones.

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