
No por haber vivido algo similar te inmunizas, cómo lo has vivido sabes que saldrás, que pasarás por distintas fases, las cuales no siguen un orden establecido, y a veces cuando crees que ya has superado una de repente vuelves a caer en la misma.
A veces te torturas pensando en lo que habrá hecho con la otra, mientras tú ignorante lo echabas de menos, te das cuenta de que has compartido con ella cosas demasiado íntimas y que tu lo ignorabas.
En otras ocasiones recuerdas lo feliz que has sido con él, los buenos momentos vividos y deseas que todo haya sido un sueño, una pesadilla que no ha ocurrido, y que este fin de semana vais a estar junto de nuevo compartiendo las mismas cosas que antes. Pero ese pensamiento se ensombrece enseguida con el recuerdo de la traición, del dolor, de la mentira y del cinismo, de la falta de respeto. Sabes que te quería, pero no, a mi no se me quiere de esa manera, yo creo merecerme algo mejor, alguien mejor.
También piensas en la otra, y en realidad aunque la odias, sabes que la culpa no es suya, es de él, pero ella no te merece ningún respeto, ninguna mujer debería tolerar ser el segundo plato de nadie, no hay nada más ingrato que ser la otra. Ella ha tomado la vía rápida para convertirse en la principal, a mi, a pesar del dolor causado me ha hecho un favor, pero ¿realmente ella quiere ser el plato principal de él?
Quizás lo mas duro junto con el sentimiento de engaño, es comprobar como se te cae la imagen de una persona a la que amabas profundamente, cómo le atribuiste erróneamente unos valores de los que carece.
A veces caes en la idealización y otras en la demonización. Analizas fríamente todo, y reconoces las cosas que no te gustaban, pero que se veían compensadas con la que si, y esas hacían inclinar la balanza. Hace dos días la balanza se rompió, y se inclino definitivamente hacia una lado.
Lo peor de todo es echarlo de menos, sabes que no puedes volver a confiar en él, sabes que el fin es la mejor solución para ti, pero al igual que no te enamoras en un día, no te desenamoras en dos. Y eso quizás es lo que más cuesta, echarlo de menos pero a la vez saber que no es bueno para ti. Sólo el tiempo lo cura todo, eso ya lo se, así que ahora sólo quiero que pase el tiempo.