Todas las historias personales son complicadas, y las de índole amoroso, por la intimidad y confianza que implican, aun más si cabe. Al comienzo todo es ideal, caemos rendidos por unos encantos y un carisma que no siempre son totalmente reales. Al principio ambas partes muestran su mejor cara, al fin y al cabo estamos en la fase de seducción, y no vas a demostrar que tienes complejo de tal o cual cosa, que pierdes los nervios con facilidad, o que no sabes disfrutar de las pequeñas cosas, entre otras cosas porque el enamoramiento inicial, en ocasiones te sube a una nube en la que olvidas tus complejos, no pierdes los nervios, y la vida te sonríe. Con el tiempo vas conociendo a la persona y empiezas a ser consciente de sus defectos, pero , Ay!! Ya estás enamorada, y lo tuyo tiene difícil solución, puedes tratar de obviar esos defectos al principio, mas tarde justificarlos, y por último de corregirlos. Por desgracia todos tenemos un carácter más o menos formado, y hay aspectos del mismo que forman parte intrínseca de nuestra persona y que aunque nosotros mismos quisiéramos cambiar, somos así, para lo bueno y para lo malo.
Y ¿ahora qué? La experiencia, te da sabiduría, y te enseña a distinguir que quieres, o no quieres en tu pareja. Yo por ejemplo tras mi relación anterior se lo que no quiero, no quiero a una persona que me robe la energía y la alegría, vivir con una persona pesimista, negativa y que no sabe disfrutar de la vida es agotador psicológicamente, hace que la vida, la tuya y la de él gire entorno a un mismo eje, él. Lo peor llega el día que a ti cómo cualquier ser humano te da el bajón, porque claro, si tu eres la parte fuerte, no puedes permitirte hundirte, ¿Qué sería de los dos? Y entonces te vas apagando poco a poco, sigues siendo su soporte, pero ya no te tienes a ti misma, ya no eres la persona divertida y alegre que él conoció, te ha dejado un poco mustia, así que como a cualquier flor marchita, te tira a la papelera y seduce a una nueva flor, con savia nueva, y él olvida su tristeza temporalmente y vuelve a la nube que vivió contigo en su momento. El problema, para él, y para la nueva florecilla, es que cuando la nube desaparezca llegará la tormenta, y volverán las penas, la pérdida de nervios y los agobios, pero bueno ese es el ciclo vital de cada uno, y cada uno tiene lo que se busca.
Afortunadamente, la flor marchita y abandonada en la papelera, cuando deja de recibir las radiaciones negativas, empieza a recuperarse y a recobrar los bríos anteriores, así pues renace más sabia y con el tiempo encuentra una nueva maceta para su tiesto.
Mi conclusión a todo esto, es que en un choque de energías positivas y negativas, es más fácil que las negativas acaben venciendo a las positivas, por una cuestión de desgaste, básicamente. No obstante, ya se sabe cómo somos los seres humanos, y yo por si acaso, le rezo a un Dios en el que no creo para no tropezar por segunda vez en la misma piedra, bueno con la misma seguro que no, pero tampoco con ninguna que se le parezca.
E.M.
Y ¿ahora qué? La experiencia, te da sabiduría, y te enseña a distinguir que quieres, o no quieres en tu pareja. Yo por ejemplo tras mi relación anterior se lo que no quiero, no quiero a una persona que me robe la energía y la alegría, vivir con una persona pesimista, negativa y que no sabe disfrutar de la vida es agotador psicológicamente, hace que la vida, la tuya y la de él gire entorno a un mismo eje, él. Lo peor llega el día que a ti cómo cualquier ser humano te da el bajón, porque claro, si tu eres la parte fuerte, no puedes permitirte hundirte, ¿Qué sería de los dos? Y entonces te vas apagando poco a poco, sigues siendo su soporte, pero ya no te tienes a ti misma, ya no eres la persona divertida y alegre que él conoció, te ha dejado un poco mustia, así que como a cualquier flor marchita, te tira a la papelera y seduce a una nueva flor, con savia nueva, y él olvida su tristeza temporalmente y vuelve a la nube que vivió contigo en su momento. El problema, para él, y para la nueva florecilla, es que cuando la nube desaparezca llegará la tormenta, y volverán las penas, la pérdida de nervios y los agobios, pero bueno ese es el ciclo vital de cada uno, y cada uno tiene lo que se busca.
Afortunadamente, la flor marchita y abandonada en la papelera, cuando deja de recibir las radiaciones negativas, empieza a recuperarse y a recobrar los bríos anteriores, así pues renace más sabia y con el tiempo encuentra una nueva maceta para su tiesto.
Mi conclusión a todo esto, es que en un choque de energías positivas y negativas, es más fácil que las negativas acaben venciendo a las positivas, por una cuestión de desgaste, básicamente. No obstante, ya se sabe cómo somos los seres humanos, y yo por si acaso, le rezo a un Dios en el que no creo para no tropezar por segunda vez en la misma piedra, bueno con la misma seguro que no, pero tampoco con ninguna que se le parezca.
E.M.
El enamoramiento nos hace perder la lucidez,y solemos hacer justo lo contrario de lo que recomendaríamos a nuestros mejores amigos. No obstante, tenemos la suerte de que se acaba, para bien o para mal, y si una persona tiene la mente suficientemente lúcida y es lo bastante fuerte, sabrá si es mejor seguir lo que empezó o romper con algo que no lleva a ningún sitio.
ResponderEliminarY yo creo que tú tienes esa lucidez y esa fuerza.
Un beso.
Además de la lucidez que una pueda poseer y de la experiencia personal vivida, también debe tener en cuenta el punto de vista de los amigos y de la familia.
ResponderEliminarLa gente que nos rodea y nos quiere (incluso la que no nos quiere tanto) puede darnos un punto de vista objetivo, desafectado e imparcial. Siempre tenderán a proteger nuestros intereses y con la ventaja de que no tendrán su visión velada por la fina tela que se posa en los ojos del que está solo y busca amor que dar y que recibir.
En mi caso, el juicio de mis amigos, amigas y seres queridos, es muy importante, me ayuda a mantener los pies en el suelo y a no dejarme llevar solamente por las ideas románticas, las intuiciones -que a veces son películas- y las inseguridades.
Domar los sentimientos, educar los impulsos y prevenir las catástrofes sentimentales es posible.
No hay que lanzarse a una piscina de agua turbia. En todo caso, esperar a que se aclare el agua definitivamente.
Me he sentido tan reflejada en tu historia que no he podido sino sonreír amargamente al recordar el pasado. Un día fui una flor a la que le robaron la energía, como tú, y que acabó en la papelera sin pétalos, con el tallo roto y los estigmas vacíos, a pesar de que conseguí liberarme del parásito que me causaba tal efecto. Afortunadamente, como tú, me he recuperado, y sólo puedo decirte que admiro tu fuerza y que hay muchas como nosotras, flores que renacen y son capaces de iluminar de mil colores un prado.
ResponderEliminarBesito :)