sábado, 30 de agosto de 2008

MARIA


Maria esta cansada, tremendamente cansada.Se ha recogido el pelo en un moño, se ha puesto lo primero que ha pillado y ha salido a la calle. No tiene ganas de arreglarse, no tiene ganas de pensar, no tiene ganas de seguir. Se dirige al mercado, a hacer la compra de todos los dias, a ver a los mismos tenderos , las mismas caras, las mismas vecinas . Cada dia es similar al anterior, sus hijos ya no estan en casa. Alfredo se fue a trabajar a Madrid, a una consultora , cuando acabo la carrera de Derecho, y Alicia se ha ido a vivir con su novio a Alicante, porque le han destinado alli.Su marido ya apenas le habla, bueno, nunca fue muy expresivo, pero con el paso de los años se ha ido encerrando mas en si mismo. LLega del trabajo, enciende la tele, y se pone a verla sin verla. De vez en cuando, hace algun comentario acerca de las noticias, y poco mas. Pero lo que pase en el mundo a Maria le da igual, bastante tiene con su mundo, su pequeño mundo que permanece inalterable y le tiene hastiada.Por las noches, cuando se va a la cama, sueña despierta, y se arrepiente de no haber seguido estudiando, para poder tener hoy en dia un trabajo que le realice mucho mas que el ser ama de casa. No es que considere poco importante el criar a unos hijos y cuidar de su marido, pero se ha dado cuenta que la vida es mucho mas que eso, Y ELLA SE LO ESTA PERDIENDO.Y los años pasan, y la vida sigue, y su realidad no cambia.
"Cualquier dia, se dice a si misma, cojo la puerta y me voy, total nadie se va a dar cuenta que no estoy, seguro que cuando Jaime no tenga la comida encima de la mesa, o la ropa planchada me echara en falta, no como ahora , que ya casi ni me mira".

Pero a la mañana siguiente , todo sigue igual, y ella vuelve a su rutina diaria...

Una mañana, Jaime volvio de la oficina a la hora habitual para comer, y se encontro con una nota en el frigorifico que decia lo siguiente:

"Jaime, he sacado el dinero que tenia en la cartilla de la Caja, he comprado un billete de avion de ida, y me marcho de casa, no me busques, no me llames, me voy porque necesito encontrar sentido a mi vida, no te preocupes por los niños, ya les llamare de vez en cuando para ver como les va...En cuanto a mi, necesito tiempo para mi, para ver que es lo que quiero, cuando aclare mis ideas, vere si vuelvo o no..." A pesar de todo sabes que te quiero, y te querre siempre.

un beso , MARIA.

E.G.

viernes, 29 de agosto de 2008

ANHELOS

Un reciente parón en mi vida por razones de salud me ha hecho replantearme, qué es lo que deseo, lo que quiero, lo que busco, lo que me ilusiona, lo que no...Y me he dado cuenta de que muchas veces , vamos tan rápido, con tanto estress, de casa al trabajo del trabajo a casa, te acuestas, te levantas y vuelta a empezar, que muchas veces nos olvidamos del motivo por que estamos aqui.Nos dejamos llevar por la inercia de las cosas, y no tenemos tiempo para pararnos a pensar si lo que hacemos , profesionalmente hablando, nos llena o no, si trabajamos para vivir o vivimos para trabajar.Yo me he tirado tres años viviendo para trabajar, y he tenido que hacer una parada forzosa en el camino, para ver si eso es realmente lo que quiero hacer el resto de mi vida, o si por el contrario es momento de dar un golpe de timón al barco, y virar para otros mundos más lejanos, pero que posiblemente , me proporcionen más alegrías e incentivos que los actuales.
Y he llegado a la conclusión de que lo que no intente ahora, no podré hacerlo en el futuro, que aún soy jóven, y puedo arriesgarme a probar cosas nuevas, sin necesidad de sentirme atada por hipotecas, familia, o pareja...Así que ahora solo me falta delimitar cuáles son esos ANHELOS que dan título al post, y trazar el plan de ruta que me permitirá alcanzar esos nuevos destinos que la vida de depara.

Vamos a ver dónde me lleva el viento esta vez...

E.G.

miércoles, 20 de agosto de 2008

DUELE EL AMOR

Si algún día alguien inventa la fórmula que haga desaparecer el “dolor” del “amor”, tendrá la vida resuelta. Dolor y Amor parecen palabras contradictorias, , parecen antónimos, pero por experiencia, casi todos sabemos, que el amor cuando finaliza no lo hace con placidez, sino dolorosamente.

Mi último amor, acabó con tanto dolor, que llegué a sentir físicamente como mi corazón se “rajó” por la mitad, se que parece muy exagerado, dramático y digno de un novelón rosa, pero así lo viví yo en su momento.
Hoy ese corazón se encuentra sano, repuesto y palpitando a buen ritmo, pero por desgracia, las cicatrices se han quedado para siempre, y es que no es lo mismo un corazón intacto que uno cicatrizado. Mis cicatrices, Son ese “diablillo”, que a veces se posa sobre mi hombro y me dice “Elena, ten cuidado, no te enamores mucho… que después ya sabe lo que viene..”. Pero también tengo un “angelito”, que es mi corazón, y me dice “Déjame latir a mis anchas, quiero vivir el momento y amar sin contemplaciones, sin miedos”

Y es que hay días en mi vida, en los que me acuesto o me levanto más enamorada, mi corazoncito da un paso más, pienso en mi chico con una sonrisa en los labios, y me pongo tontita. Y es entonces cuando mis cicatrices (que son unas cabronas) se estiran y retuercen y me susurran: “psss, bonita, pisa el freno, que la próxima herida la queremos menos honda”.
La regla de tres parece pues sencilla, a mas amor, más dolor; y a menos amor, menos dolor.
La dicotomía que se plantea es, ¿qué elegir?, el riesgo de un mayor dolor, o un amor “aséptico”. La decisión parece sencilla ¡Viva el romanticismo! Ole, ole, ole!!!; pero no lo es, el miedo al dolor a veces te paraliza y trata de enfriarte los sentimientos, te asaltan las preguntas e inseguridades.

Peeeeroooo, por fortuna o por desgracia, yo Sí se lo que es “AMAR” con mayúsculas, y no creo que pueda conformarme con las minúsculas, a mí eso no me va a valer. Lo que sí voy a ser, es cautelosa, porque el “diablillo” está ahí, lo quiera o no, y me va a ir dando las mayúsculas una a una, con mucho cuidado, mi amor crecerá poco a poco, y es que ahora de vez en cuando, éste frena, mira a derecha e izquierda y valora los riesgos de atropello.
A los “ángeles” no se les puede hacer caso ciegamente, mi diablillo y yo, sabemos, que los “Ángeles” no son muy de fiar…

Elena M.