viernes, 28 de noviembre de 2008

LA IMPASIVIDAD ANTE LAS MISERIAS DEL MUNDO

Los seres humanos (a veces llamados genéricamente hombres) constituyen, desde el punto de vista biológico, una sola especie animal: Homo sapiens. El Homo sapiens pertenece a una estirpe de Primates, los hominoideos (acudir a la Wikipedia, enciclopedia internauta bastante útil). A pesar de que el HOMBRE y los PRIMATES seamos medio familia, a veces (últimamente más seguido) me surgen dudas de quién es más humano, cuál de los dos muestra más compasividad a pesar de que el raciocinio y el lenguaje (y más asuntos) nos diferencien, siendo ambos en esencia animales.




SIGLO XXI EL HOMO SAPIENS SE HA CONVERTIDO EN UN SER IMPASIBLE, CIEGO, DESPRECIABLE, INHUMANO. UN ANIMAL DE COSTUMBRES DEJADAS DE LADO EN UN RINCÓN DE UN ARCÓN EN UN VIEJO DESVÁN DEL CORAZÓN IMPÁVIDO LLENO DE AMARGURA QUE RIGE EL DÍA A DÍA DE UNA VIDA VACÍA.

EL HAMBRE, CADA DÍA HAY MÁS Y MÁS GENTE QUE PASA HAMBRE EN EL MUNDO Y AL LADO DE CADA UNO, AL A VUELTA DE LA ESQUINA. HA DEJADO DE SER UN HECHO AISLADO DE AQUELLOS PAÍSES EN LOS QUE LOS GOBERNANTES TIENEN SOMETIDOS A VEJACIONES INHUMANAS Y NO HACE NADA POR SOLUCIANARLO.

LA POBREZA, CADA DÍA SON MÁS LAS PERSONAS QUE CARECEN DE UNAS NECESIDADES BÁSICAS CON LAS QUE PODER MANTENERSE A FLOTE NO SÓLO EN LOS PASÍSES SUBDESARROLADOS DONDE PARECE SIEMPRE HA EXISTIDO AHORA EN LOS PAÍSES DESARROLLADOS TAMBIÉN HAY POBREZA Y NO SÓLO ECONÓMICA SINO TAMBIÉN SOCIAL, HUMANA Y DE CORAZÓN.

LA VIOLENCIA DE GÉNERO CADA DÍA SON MÁS LAS MUJERES QUE MUEREN A MANOS DE SUS PAREJAS SENTIMENTALES A PESAR DE SER COMPLETAMENTE CONSCIENTES DE QUE PEGAR ES LO MÁS BAJO Y RASTRERO QUE PUEDE OCURRIR ENTRE PERSONAS. ELENA M. EN SU ÚLTIMO POST ESCRIBE UNA FRASE CON LA QUE ESTOY TOTALMENTE DE ACUERDO: “muchas injusticias sociales que hoy día siguen perviviendo en nuestra sociedad, (en la española y en la global)”. Y CUÁNTA RAZÓN HAY EN ELLO. NOS QUEDAMOS IMPERTÉRRITOS ANTE LO QUE EL MUNDO NOS MUESTRA Y NOS QUEJAMOS PORQUE NO NOS GUSTA LO QUE TENEMOS.

DROGAS LAS CUALES SE PUEDEN ENCONTRAR A LA VUELTA DE LA ESQUINA Y AL ALCANCE DE CUALQUIERA INCLUYENDO A LOS MÁS JÓVENES. A LA SALIDA DE LOS COLEGIOS, EN LAS DISCOTECAS, ETC.

CALENTAMIENTO GLOBAL FENÓMENO QUE ESTUDIA LOS CAMBIOS DE TEMPERATURA EN EL PLANETA Y PROVOCA DESASTRES AYUDADOS POR LA MANO DEL HOMBRE EN ALGUNOS CASOS (A TRAVÉS DEL MAL CUIDADO DE LA TIERRA).

CONSUMISMO TÉRMINO QUE ESTÁ MUY DE MODA EN LOS ÚLTIMOS AÑOS INTENTAMOS IGUALAR LA FELICIDAD, LA SATISFACCIÓN PERSONAL A LA COMPRA COMPULSIVA DE BIENES LA MAYORÍA INNECESARIOS. CUÁNTO MÁS CONSUMO, MÁS FELIZ SOY.

TERRORISMO UNA LACRA SOCIAL QUE INTENTA IMPONER SU VOLUNTAD A LA FUERZA, POR LAS MALAS Y CON LAS ARMAS COACCIONANDO Y COARTANDO A SOCIEDADES Y GOBIERNOS, QUITANDO DE EN MEDIO A GENTE INOCENTE QUE TRATA DE VIVIR EN ESTE MUNDO LO MEJOR POSIBLE.


Y UN LARGO ETC SON LAS NOTICIAS QUE A DIARIO LLEGAN A NUESTRAS MANOS, QUE VEMOS EN LA TELEVISIÓN, QUE OÍMOS EN LA RADIO, LO TENEMOS DELANTE DE NUESTRAS NARICES Y NO HACEMOS NADA. PERMANECEMOS IMPASIBLES ANTE EL TELEVISOR Y ANTE LO QUE TENEMOS DELANTE DE NUESTROS OJOS.


NO SÉ PORQUÉ TENGO LA EXTRAÑA SENSACIÓN QUE LA IMPASAVIDAD DE MUCHOS HACE DEL TRABAJO DE OTROS POR CAMBIAR EL MUNDO A MEJOR SE VA REDUCIDO A CENIZAS DEL PASADO Y QUE HACEN DEL PRESENTE UN ENTE MUDO, SORDO Y CIEGO Y CUYO FUTURO PARECE NO SER MUY HALAGÜEÑO.NO SÓLO LA FE QUE SE TENGA EN ESE SER SUPERIOR EN EL QUE CREEMOS TODOS LLÁMESE ALÁ, MAHOMA, JESUCRISTO O YAHVÉ AL QUE SE REZA IMPLORANDO FUERZAS PARA SEGUIR ADELANTE, CLEMENCIA PARA AGUANTAR, . . . NO SÓLO ESA FE SE PUEDE PERDER LA PUESTA EN EL SER HUMANO TAMBIÉN PUEDE AGOTARSE VIENDO CADA DÍA LAS TRAGEDIAS ANTE LAS QUE SE PERMANECE INMÓVIL.


PARA FINALIZAR ME QUEDO CON UNA FRASE QUE ESCRIBE MERCEDES MILÁ EN SU BLOG RESPECTO AL MALTRATO INFANTIL Y QUE BIEN SE PODRÍA APLICAR A CUALQUIER MISERIA: “Muy de vez en cuando y sólo cuando el daño es brutal e irreversible son portada”.



C. A. C.

jueves, 27 de noviembre de 2008

QUIZÁ MAÑANA...


Escribí esto anoche, después de un día intenso y extenuante. Simplemente dejé volar mi bolígrafo favorito, uno de Jordi Labanda (ironías del destino) que me regaló mi hermana con el deseo de que firmara con él un contrato millonario, y que utilizo siempre que mi mente establece un contrato por obra y servicios con mi corazón. No creo que este tipo de acuerdos me hagan rica, pero al menos, me hacen sentir mejor.
Besos

Raquel
QUIZÁ MAÑANA
Y de nuevo vienes a mí, y a pesar de la distancia, te siento tan cerca que podría rozar tu pelo con mis dedos, notar el tacto de tus manos, observar divertida tus facciones cuando gesticulas, aspirar tu tenue perfume, perderme en esa sonrisa traviesa para siempre mientras muero engullida por esa mirada honesta y conocedora de que no puede hacerme daño, de que sólo puede protegerme y observarme mientras me derrumbo en un mar de nervios cuando me atrapa.
Y sonrío
Sonrío al pensar en todo lo que hemos vivido, que ha sido en poco tiempo más y más intenso que lo que habría podido vivir con cualquiera. Sonrío durante todo el día al recordar tus palabras, tu compañía, tus comentarios ocurrentes ante cualquier cosa, ante los problemas de la vida, y siento que nada puede ser tan malo como para no curarse con esa sonrisa. Ahora que estás tan lejos te tengo dentro de mí, y a pesar de que no sé cuándo volveremos a estar juntos me queda el recuerdo de cada palabra, de cada mirada, de cada momento juntos, porque cada día estaba lleno de pinceladas de colores que han formado un precioso cuadro que ahora tengo colgado dentro de mi corazón.
Buenas noches pequeño, buenas noches mi gran pequeño. Esta noche rondarán mi mente tantas cosas que he compartido contigo que por la mañana podré enfrentarme con la mayor de las alegrías a todo lo malo que pueda depararme esta vida. Te reservo un lugar aquí dentro siempre, de manera que, cuando nos reencontremos, todo esté intacto tal y como lo dejamos el último día y podamos retomarlo si tú quieres.
Buenas noches mi totalmente desconocido hace tan poco, mi reciente compañero, mi nuevo amigo.

LOS MERODEADORES (FINAL)


Bueno chicas, aquí va la última parte. Junto con el final de mi historia colgaré un post que escribí anoche, así que hoy colapsaré el día con mis letras. Espero que no os importe.

El final de mi historia, no sé si os gustará o no, pero de cualquier manera, es el final que escribí. Muchas gracias por vuestros comentarios y espero colgar de nuevo un nuevo relato corto por entregas, aunque todavía no tenga muy clara la temática, dado que mi mente es un bullir de ideas a cual más diversa.

Pues aquí va... espero que no paséis mucho miedo... o si lo espero?

Besos


Raquel


LOS MERODEADORES (PARTE FINAL)


Mi primer recuerdo tras despertar fue el dolor, y la sensación de ingravidez. El coche estaba boca abajo en mitad de una zona arbolada. ¿Cuánto tiempo había pasado desde el accidente? Aún había luz, pero era evidente que era mucho más tarde. Intenté mirarme el reloj de pulsera pero sólo pude gritar de dolor. Tenía el codo izquierdo inflamado y retorcido, dislocado hasta tal punto que mirarlo me provocaba náuseas, y al notarme algo caliente resbalándome entre los ojos me di cuenta de que sangraba por la cabeza. Me toqué la frente con temor y descubrí una masa pulposa, tumefacta y caliente en ella. Comencé a perder enfoque en la visión y perdí el conocimiento de nuevo.
Cuando desperté otra vez, ya era de noche. El dolor que sentía era ahora más fuerte y lacerante, y parecía que cada músculo de mi cuerpo se había convertido en un pedazo de carne apaleada. Intenté desesperadamente quitarme el cinturón de seguridad a pesar de que cada movimiento me suponía un horrible sufrimiento. Sangraba por una pierna y no podía mover el brazo izquierdo, que ahora estaba mucho más inflamado y presentaba zonas amoratadas. Intenté inútilmente apretar el botón para liberarme pero no podía hacer la suficiente fuerza con los dedos. Comencé a llorar porque el miedo irrumpió de repente en mi consciencia. Sólo quería salir de allí, y arrastrarme en busca de ayuda.
Entonces, comencé a escuchar unos crujidos fuera del coche, y mi miedo se convirtió en pavor.
Conseguí liberarme del cinturón y al intentar abrir la puerta, me encontré con que la cerradura estaba bloqueada. Mis lágrimas eran ahora un llanto desesperado y agónico, y cuando volví a escuchar ruidos allí fuera, creí que la cabeza me estallaría. Me tapé la boca emitiendo hipidos entrecortados mientras los ojos en alerta parecían que se me iban a salir de las órbitas.
Tenía que salir de allí como fuese, y estaba segura de que me iba la vida en ello. Tenía que llegar a la puerta del copiloto, así que comencé a desplazar la mitad superior de mi cuerpo hacia el otro lado. El ruido se escuchaba ahora más cerca, ya podía percibir esos gañidos que tantos recuerdos horribles me traían, pero por más que intentaba tirar de mis piernas hacia mi salvación, éstas no respondían.
Ahora pienso que quizá el conejo no huía de un depredador cualquiera, sino de ellos. Quizá ahora no le teman a la luz y no les importe acechar a sus víctimas cuando el sol está en todo lo alto, porque ya no se alimentan de cadáveres, porque ahora necesitan carne viva y sangre caliente, porque ya no les basta con lo que encuentran en la carretera, y ahora se han convertido en cazadores. Sólo puedo llorar, sin importarme el hacer ruido, porque ellos ya saben que estoy aquí. Mientras me agarro al asidero de la guantera e intento mover inútilmente mis piernas muertas, los escucho al otro lado del coche, arañando y gorgoteando, y creo que estoy dándome cuenta de que todo ha llegado al final.
Ya están aquí.

FIN

martes, 25 de noviembre de 2008

Yo te soñé... (post pastel)

Vienes a mí y haces de mi persona lo que quieres. Me conviertes en una lunática que haría cualquier cosa por conseguirte. Me obsesionas con tu belleza y consigues que te persiga por donde quiera que vayas. Haces que pierda el aliento mientras trato de atraparte. Sabes que te quiero mío y que no estoy dispuesta a dejar que te marches.

Por eso me dejas que te roce con la punta de los dedos, pero cuando cierro las manos, te escabulles entre ellos.

Te me apareces como Todopoderoso pero eres frágil como el cristal. Cuando te arranco de tu mundo te marchitas, y lo único tangible que me dejas es el vacío que se apodera de mí.

Por eso ya no te persigo. Ni siquiera trato de alcanzarte.

Porque sé que la única forma de que no te desintegres es esperar a que te transformes.

Pero, mientras espero a que la Alquimia funcione, yo deseo que llegues fervientemente… Aunque solo sea a ratos.


Ana


PD: Este post no se refiere a ninguna persona. Sería algo así como un cuadro abstracto de los de mi hermana.

25 DE NOVIEMBRE


Hoy como toda España sabe puesto que está en todos los medios de comunicación, es el día contra la violencia de género. Hay quien piensa, que este “problema social” tiene demasiada luz pública, que se habla demasiado de él y le restan importancia. Yo no estoy de acuerdo, la violencia de género es una de las muchas injusticias sociales que hoy día siguen perviviendo en nuestra sociedad, (en la española y en la global), quizás sí es cierto que de unos años a esta parte, se habla de ella en todas partes, pero para mi eso es positivo, existen muchas más injusticias sociales, es cierto, pero yo estoy a favor de que las otras también tengan una difusión igual.
En la última semana he acudido a dos mesas redondas sobre este tema y el tema de la igualdad de género, ayer una de las participantes era Patricia Laurenzo, profesora de Derecho Penal mía y de otras aquí presentes. Ella hizo algunas reflexiones muy interesantes, con algunas no estaba del todo de acuerdo, pero con otras sí. La violencia de género nace según muchos expertos de la desigualdad existente entre hombres y mujeres, y del deseo de dominación de los primeros sobre las segundas. Este sistema Patriarcal, en el que la mujer ha de obedecer al hombre está arraigado en nuestra sociedad de una forma insconciente, y es posible que hasta nosotras mismas sin ser conscientes de ello, en algún momento de nuestra vida hayamos incurrido en un comportamiento machista, y volvamos a hacerlo.
Si nos damos cuenta, el feminismo como movimiento liberador de la mujer nació en el siglo XX, y no empezó a dar frutos hasta bien avanzada la mitad de este siglo; en contra tenemos siglos y siglos de historia, desde el hombre primitivo que salía a cazar y la mujer primitiva que se quedaba en casa, pasando por la época clásica con una mujer si capacidad de obrar, el feudalismo con el “derecho de per nada”, o esa fantástica edad moderna cargada de pintores, poetas y escritores ¿Cuántas mujeres pintoras o escritoras o poetas puedes citar que sean anteriores al siglo XX? Probablemente si te acuerdas de alguna será del XIX, una precursora, sin lugar a dudas.
Hay quien dirá que me quejo de vicio, que hoy día, no hay problema para las mujeres en el acceso a la cultura, al trabajo, a la vida política, social etc… Eso es casi cierto, aun siguen existiendo desigualdades salariales, no en todas las empresas les da igual el género a la hora de contratarte, y sobre todo todavía sigue existiendo la idea de trabajo para hombre y trabajos para mujeres.
Lo peor de todo, es que en muchos casos son las propias mujeres las que perpetuamos la continuidad del sistema patriarcal. A mi me ha horrorizado constatar, como los jóvenes de instituto de hoy día parecen mas machistas en sus comportamientos que los de mi generación, me asusta pensar que se estén dando pasos hacia atrás.
Puede que este post me haya quedado un poco político, pero en un día como hoy quería recordar a las mujeres y a los hombres, que el camino está comenzado, que se ha avanzado mucho camino, pero que aun nos queda camino por recorrer y es un camino que hay que recorrer juntos, porque para mí no hay “género” hay personas.

E.M.

NOVELAS CON GANCHO


Soy una lectora anárquica a la que le gusta leer lo que se le antoja en el momento, paso por épocas de ávida lectura a otras en las que no paso del lomo del libro. Tengo unos gustos bastante definidos, me encanta la intriga y el suspense, pero de vez en cuando me salgo de ahí y amplío mi espectro, como decía al principio en la lectura me muevo mucho por el capricho.

Creo que puedo decir que he leído bastante, y si lo he hecho, es porque sin duda, para mí, la lectura es un placer más de la vida como lo puede ser el chocolate, y como éste, lo hay de todas las clases, hay algunos muy apetitosos a la vista, que luego, cuando llegas a saborearlo te decepciona y te puede llegar a dejar un mal regusto, o simplemente dejarte indiferente. Pero en eso radica el encanto de las novelas, cuando la empiezas nunca sabes como va a acabar ni el poso que va a dejar en ti.

La razón de este post no es otra que compartir con vosotras mi último bombón exquisito, con el que he recuperado mi voracidad lectora, y es que cuando una novela te engancha no puedes dejar de leerla hasta finalizarla. Ésta última novela que he leído se titula “Los Hombres que no amaban a las mujeres”, está escrita por un escritor sueco Stieg Larson, el cual falleció una semana después de entregar la última parte de la trilogía que comienza con esta novela, y el cual no ha podido disfrutar del fenómeno que ha causado su novela en el mundo. La novela se ha convertido en un best seller, se que eso hace que le reste categoría a la misma, pero a mi me da igual lo que opinen los elitistas que restan importancia a una novela en función de sus ventas. Yo sólo lo juzgo desde mi punto de vista y a mi me ha proporcionado sin lugar a dudas un gran placer, durante los cuatro días que tarde en leer la novela, no veía el momento de llegar a casa y continuar con mi pijama y mi batita la lectura de la misma.

No soy una crítica literaria, para mi gusto la novela está bien escrita, la narración consigue que te sumerjas en el paisaje, la historia y los personajes, y consigas una imagen vívida de todo ello. La historia está bien hilada y el final no deja ningún cabo suelto, con su epílogo incluido. No será la mejor novela de la historia, pero sin lugar a dudas te engancha, y esa es mi cualidad favorita en una novela.

En la actualidad, siguiendo con la anarquía lectora que me caracteriza estoy leyendo un clásico de la literatura del siglo XX, “Retorno a Brideshead”, la compré por impulso el mismo día que compre la otra novela, hasta la fecha me está gustando bastante, es sin duda una novela mucho mas sosegada, pero que estoy paladeando aun, ya os contaré si se tercia más adelante que regusto es el que me deja finalmente.
E.M.

"La guerra de las Falacias" Porcinus versus Geranius


Hace mucho, mucho tiempo...en una galaxia muy lejana, existia una pequeña heredera que estaría destinada a cambiar el rumbo de los acontecimientos de su planeta, el planeta PORCINUS.

Porcileia, era una niña feliz, que pasaba las horas observando como sus súbditos, los porcinicus, pastaban felices en los campos de bellotas siderales, esperando el mágico momento de ser sacrificados ante el Gran Maestre de la COMPAÑIA MORCILLAL, LUISUS XV, para poder hacer la correspondiente ofrenda a los dioses del colesterol.Pero esa felicidad ingenua se vio de repente interrumpida por su maestro POYORDA, que le contó el destino que sus padres le tenía reservado para el futuro:

_"Porcileia, tengo que contarte algo, tu tienes una gran fuerza interior que debes aprender a controlar y explotar en aras al bien común de nuestra COMUNIDAD PORCINA" Tus padres me han encargado que te adoctrine y te mande a la región de IBERICUS, para que te aleccionen en las nuevas técnicas de apareamiento de especies G26, porque en sus manos estará el futuro y la supervivencia de nuestra especie...."

-Pero maestro, yo solo soy una niña de 30 años siderales, ¿cómo puedo yo cambiar el destino de nuestro pueblo?

-hija, podrás. estoy seguro de ello, solo tienes que confiar en tu MOJO, y que la FUERZA PORCINA TE ACOMPAÑE.....

Porcileia, preparo su petate, y se dirigió a la mañana siguiente en su NAVE SIDERAL a la región de IBERiCUS, con un pequeño nudo en el estómago, porque intuía que dicho viaje le depararía muchas sorpresas....

Continuará...


E.G.SKYWALKER

PD. este relato psicotrópico es fruto de mi chute de medicamentos para poder hacer frente a los molestos síntomas de la gripe que me tiene atrapada en una mar de kleenex y estornudos, asi que os pido perdón de antemano por esta paranoia sideral.

LOS MERODEADORES (QUINTA PARTE)


Aquí la cinco (y sin rima, por favor, que no tengo los orificios pa fandangos..jaja). Espero que os guste. Besitos!

Raquel

QUINTA PARTE

Llegó un momento incluso en el que me atreví a empezar a realizar viajes largos en solitario, comenzando por trayectos cortos a zonas conocidas y ampliando cada vez más el número de kilómetros a recorrer, siempre cuidando la ruta y evitando la oscuridad. Guardé el incidente del coche en un rincón de mi memoria al que siempre me prohibía el acceso y con el paso del tiempo, mi mente construyó una sólida barrera a su alrededor. Sin embargo, creo que nunca olvidé por completo el horror que había visto y oído. A veces me asaltaban recuerdos vívidos en mitad de una cena con los amigos, o en reuniones de trabajo, y trataba de desecharlos rápidamente de mi mente, antes de que ensombrecieran mi semblante y lo notaran los demás. Pero la vida seguía.
Llegó Mayo, y la cuidad bullía, como mis relaciones sociales. Empecé a verme con un chico con el que coincidía en la sala de descanso, aunque nuestras citas se resumían a algunas cenas y mucho sexo, ya que después de los últimos acontecimientos ni siquiera me planteaba pensar en algo más. Aun así, me sentía bastante bien conmigo misma. Creo que ese fue el mes del año en el que menos tiempo pasé en casa. Me apunté a un grupo que hacía senderismo los fines de semana y además, no había fiesta temática, concierto o salida de copas que no contara con mi presencia, de tal forma que, al final de mes, me sentía física y mentalmente tan agotada que sólo pensaba en estar durmiendo dos semanas seguidas.
Un domingo de Junio, repuesta ya de algunos excesos, me encontraba en casa empacando algunas cosas en la mochila. Acababa de recibir una llamada de unos amigos para realizar una ruta por un parque natural que estaba a unos cien kilómetros. Quedamos en reunirnos todos en el comienzo del camino, un museo cinegético donde conseguir mapas detallados a las diez, así que, mirando el reloj y viendo que marcaba las nueve y catorce, debía darme prisa.
Él dormía en la cama. No quise despertarlo porque no había necesidad de hacerlo. Le dejé una nota encima de mi libro de Noah Gordon informándole de mi partida y de que tenía de todo en la nevera para pasar el día. Me senté en una esquina de la cama y lo miré, curiosa y extraña a la vez, mientras observaba su pecho subir y bajar debajo de las sábanas y sus labios levemente entreabiertos exhalando ruidosamente. Lo miraba con la expresión de quien descubre por primera vez un insecto extraño, una rara formación geológica, una escultura que no se sabe lo que representa.
Sonreí al pensar que en ese momento no daba la apariencia de ser el animal insaciable en el que se transformaba en la cama, y poco a poco, mi sonrisa fue convirtiéndose en una expresión de hambre voraz a medida que pensaba en las posibilidades de la imagen que tenía delante. Salí de la habitación para llamar a mis amigos y avisarles de que llegaría un poco más tarde y los alcanzaría en la ruta. Cuando volví a entrar, directamente metí la cabeza debajo de las sábanas hasta toparme con lo que me interesaba.
Salí de mi casa a las dos con una expresión triunfal en mi cara y la mochila llena. Había quedado en reunirme con mis compañeros en una zona de descanso intermedia en la ruta, a la que podía accederse en coche, para comer todos juntos. Calculando bien el camino, en menos de una hora estaría allí.
El día era espléndido. El azul del cielo contrastaba con lejanos cirros hilados y el brillo de un sol cegador. Circulaba por una carretera comarcal bordeada por un pequeño bosquecillo de pinos y alcornoques, y a ambos lados sólo había inmensas llanuras verdes. Había pasado el último pueblo hacía diez minutos y me quedaban unos veinte para llegar a mi destino. Hacía rato que no me cruzaba con ningún coche, pero en esa zona y a esas horas era perfectamente normal. Estaba tan satisfecha con el transcurso de mi día que me permití una licencia y pisé el acelerador, superando el límite de velocidad en 50km/h, mientras en la radio sonaba mi Cd favorito y cantaba a voz en grito, asustando a los pájaros que pudieran escucharme. Por primera vez, estaba volviendo a disfrutar del placer de conducir.
De repente, como salido de la nada, un conejo apareció corriendo por la carretera. Estaba desorientado, y en lugar de atravesar la calzada, se puso a correr en círculos por ella. Daba la impresión de que estaba siendo perseguido por algún depredador, porque tenía una expresión enloquecida. O eso, o es que tenía la rabia.
Comencé a tocar el claxon alarmada y pisé el freno con tanta brusquedad que desplacé la alfombrilla del reposapiés hacia delante. El animal, en lugar de apartarse, siguió corriendo por la carretera describiendo elipses irregulares. No podía esquivarlo, estaba demasiado cerca. Lo iba a atropellar.
Di un brusco giro del volante hacia la derecha y perdí el control. Sólo recuerdo dar vueltas en el coche mientras todas las cosas dentro de él giraban y giraban como en un caleidoscopio diabólico. Y después, la oscuridad.

lunes, 24 de noviembre de 2008

BUSCANDO ENTRE MIS RECUERDOS: EL VIDENTE

Inesperadamente, buscando entre los viejos trastos una mochila para hacer senderismo este fin de semana, me tropecé con todos los polvorientos diarios que he ido escribiendo (no de forma "diaria" como debería haber hecho, pero sí con una continuidad suficiente) desde los 14 años. Incluso conservo el de la Primera Comunión, escrito entre los 9 y 10 años, pero los que tienen un poco más de "contenido" son los que he mencionado primero.
Algunas páginas me han causado mucha emoción y otras una risa incontenible. Sobre todo, los más antiguos me han causado asombro, al ver que hace apenas diez años todo era tan diferente a como es ahora.... En mi caso, la forma de ver el mundo y las ideas sobre lo que deseaba en la vida, siguen siendo actualmente, en esencia, las mismas, pero cada nueva página de esos diarios, cada nueva experiencia, iban agotando la ingenuidad y la inocencia de los relatos iniciales.
No he leído todos de nuevo, pero ha habido un pasaje que me ha parecido muy significativo y sobre todo, que me ha arrancado una carcajada porque implica a otra amiga (Elena M. espero que te haga gracia, si no, lo quitamos de aquí).
Tal vez más adelante me atreva a extraer y transcribir fragmentos más personales o más profundos, que los hay a pesar de la juventud con que fueron escritos, pero en esta ocasión, por añoranza de la época universitaria en que el tiempo libre era utilizado de las formas más inauditas, y por el tono "freaky" de lo que cuenta, os pongo este:

"Viernes, 20 de Marzo de 1999.

Hola, voy a contar qué es eso de la J compuesta.
Esto data de Diciembre del 98, época en la cual mi querida amiga E.M. y yo nos planteamos el acudir a un vidente a que nos echara las cartas del tarot. Así lo hicimos, conseguimos el número de un tal José Antonio, que ya había hecho predicciones a la madre de la chica que nos dio el número. El hombre vive en un piso humilde, en las inmediaciones de Eugenio Gross, con su hermana. Cuando fuimos, algo nerviosas, nos prometimos no contárselo a nadie. Y así ha sido. Hasta ahora, sólo lo sabemos ella, yo, y el "vidente". Vidente del futuro no sé si será, pero del presente el pobre era más bien invidente, pues tenía un estrabismo que le unía las pupilas en el vértice de la nariz. Aún así, se manejaba muy bien y me echó primero las cartas a mí.
Me asustó nada más decir: "Un varón de su familia, con la F".
Yo dije: "Mi tío Francisco":
Y él dijo sin vacilar, como si fuese un médico: "Pues en los dos primeros meses veo una operación de cintura para abajo".
Me dijo más cosas de mi vida presente (lugares, nombres de calles, colores que me traen suerte, nombres de amistades con los que podía contar y otros de los que no debía fiarme). Lo más importante o curioso que me predijo fue:
- Que mi madre iba a tener una caída de culo.
- Que iba a haber un accidente con un coche rojo.
- Que veía robo en casa de dos plantas.
- Que me casaría y tendría un parto doble.
- Que me veía de pareja con alguien moreno y espigado y llamado de alguna forma con J compuesta, es decir, algún Jose Antonio, Jose Luis....
- Que un alma difunta me protegía (supuestamente un militar).
- Que veía una viuda joven (le dije que sería mi abuela María).
- Que veía fuego (le dije que había habido un incendio hacia años en casa de mi tío Emilio...).
- AH, y que el tal J compuesta trabajaba en un hospital o algo así.
Sólo se ha cumplido el culazo que dio mi madre.
(.....)
¿O será más bien todo una falacia y 1000 pesetas perdidas? Bueno, la experiencia mereció ese precio.
A Elena le dijo muchas cosas (Estuvo casi una hora con cada una) y que iba a consolidar una relación en Abril.
Bueno, faltan 5 días para Abril y yo no veo consolidación por ningún lado. Le gusta un chico de la clase al que apodamos "El Borde". Eso es otro tema curioso de mi vida en la facultad, los motes.
Enumeraré unos cuantos: Terceri, Capu, Fei, Rici, Oji, Amorfo, Bihidi, Lagartona, Mosqui, Indescri, Peter, Tetoni, Focanotejode, Cachas, Piji, Borde, CarlosAlberto, Napión, Disney, Guarrona, Gillette, La Power, El Wonder, El Mulder, Bético, ... y muchos más.
Estos cariñosos y sarcásticos motes son creación de Elena y mía, porque no sabemos los nombres cuado vemos a uno por primera vez y le ponemos el nombre más acorde con su aspecto y su comportamiento. Es muy divertido y facilita mucho las cosas para entendernos y cotillear sin que se sepa de qué hablamos...."

Bueno, eso ha sido todo, de lo que os prometo que concuerda bien y fielmente con lo que hay escrito en el diario.
A lo mejor no hace tanta gracia a quien no lo ha vivido, pero lo dejo ahí como pequeño homenaje a una amistad que se forjó entre libros, apuntes y unas cabezas llenas de algunos pajaritos....
Qué pena que no nos diéramos cuenta entonces de lo fácil que era nuestra vida
.


E.Adriana

sábado, 22 de noviembre de 2008

Lucha de Egos


Por fin podemos observar una Lucha de Egos en todo su esplendor. Solo puede existir un ganador y de ti depende su victoria. Si querías ver un espectáculo sin parangón, ésta es tu oportunidad. Entra en http://www.votamicuerpo.com/ y descubre a los participantes de la Lucha Del Milenio.

Sha_morena_Zah; Esa_flamenkita; Papi_gansger; Canihito; Esrubiotocah; o Pakiyo, entre muchos otros, competirán para llevarse el premio al ejemplar más preciado.


¡No lo dudes y decide cuál es tu preferido!


Las votaciones ya han comenzado…
Ana


AVISO: La lucha que observará en esta página podría herir su sensibilidad. El blog Divinas Mentes no se hace responsable de los posibles efectos morales o físicos que pueda causarle.

Para observar todas las imágenes de la web, vaya pulsando el número 1.

viernes, 21 de noviembre de 2008

LOS MERODEADORES (CUARTA PARTE)

La cuarta parte, y la cosa se calienta... Espero que os guste. Gracias de nuevo por todo, sois geniales :)

Raquel

CUARTA PARTE

Un pie enfundado en un raído calcetín gris, que asomaba débilmente entre la hojarrasca fue todo lo que pude ver, porque el resto del cuerpo al que pertenecía estaba sepultado en la frondosidad, y por mí podía seguir allí para siempre. Sólo un pie, y esos gorgoteos, esos gruñidos y el inconfundible sonido de la carne al ser desgarrada. Si me quedaba alguna duda de si aquellas abominaciones auditivas estaban causadas por el tripulante del vehículo, nuevos gruñidos y chasquidos se unieron a los anteriores y comenzó a haber más movimiento entre las ramas. Me inundó la boca un sabor metálico que ahogó el intento de emitir un débil gemido para tratar de comunicarme con el chico, mientras pensaba que lo que oía no podía ser un sonido de este mundo. Mi mente no podía concebir unas fauces llenas de lodo antediluviano devorando carne muerta y sangre coagulada. No podía ser verdad.
Y sin embargo, el brillo de unos diminutos ojos en la oscuridad bastó para despertarme del estado casi hipnótico en el que estaba entrando, y corrí. Corrí como hacía tiempo que no lo hacía, hacia el coche. Arranqué y di la vuelta tan rápido que a punto estuve de empotrarme con la misma hilera de adoquines causante de la carnicería que había escuchado. En mi violento giro, el coche derrapó y lanzó diminutas partículas de grava en todas direcciones, como un surtidor enloquecido. En cuanto recuperé el control y la dirección, pisé a fondo el acelerador y me lancé en una frenética carrera como alma que lleva el diablo, en busca de civilización.
Creo que estuve más de dos horas circulando por el centro de la ciudad, viendo gente en las terracitas, saliendo y entrando de locales de copas, de restaurantes, gente ajena al horror que aguardaba en las cunetas, en los arcenes, a pocos metros de donde ellos se divertían. Llamé a unos cuantos amigos que sabía estarían despiertos a esas horas para charlar, pero llegó un momento en el que no me quedó otro remedio que volver a casa. Sola.
Di gracias por vivir en una zona más o menos transitada, y por supuesto, tomé el camino donde sabía que encontraría más tráfico. Suspiré ruidosamente al cerrar la puerta de mi casa tras de mí. De pie, sintiendo las formas frías y metálicas del pomo en mi espalda, fui dejando laxas las piernas hasta caer de rodillas, y comencé a llorar. Lloraba por mi cobardía, por la rabia contenida, por el hecho de no poder o no saber enfrentarme a lo que me estaba ocurriendo, por no poder contárselo a nadie sin que me tacharan de loca y con una sonrisa me recomendaran a un psiquiatra. Lloré como hacía tiempo que no lo hacía, hasta que la cabeza comenzó a estallarme de dolor.
Terminé la noche con un cóctel de fármacos y alcohol, y me metí en la cama. Dormí toda la noche hasta las diez de la mañana del día siguiente, pero tuve sueños en los que me desperté más de una vez gritando.

Los días siguientes estuve pendiente de las noticias locales y pregunté por la zona para saber detalles del suceso que viví aquella noche. Por lo visto, encontraron un coche siniestrado vacío con restos de sangre en su interior, una zapatilla deportiva, y nada más. Yo sabía que nunca encontrarían a nadie, pero supongo que la policía organizó batidas de búsqueda, sin resultado alguno. No quise saber el nombre del chico, que era el único ocupante del vehículo, para intentar desligarme emocionalmente de lo que ocurrió aquella noche, para creer que todo fue un sueño, una película demasiado real.

Después de aquello, estuve dos meses sin coger el coche, a pesar de que el transporte público de la ciudad era bastante deplorable. Continuamente daba pobres excusas a mis conocidos para justificar la falta del vehículo, y creo que llegó un momento en el que comenzaron a sospechar que algo raro ocurría.
Poco a poco, a medida que el tiempo fue pasando, el miedo comenzó a desaparecer de mi vida diaria, y llegó un momento en el que, con mis rodeos habituales y mis manías de reciente adquisición, conseguí poder conducir de nuevo. Sin embargo, nada fue como antes, a pesar de que no volví a verlos ni a tener ninguna señal de su presencia. Seguía acelerando a fondo cuando vislumbraba alguna forma aplastada en el asfalto, sin mirar siquiera para no tener detalles, y mientras duraban esos momentos, mis pulmones eran incapaces de expandirse para captar aire.
Mi vida apenas cambió en lo demás. Ascendí de puesto en mi empresa y pillé a mi novio en nuestra cama con la cajera del supermercado. Pero todo aquello sólo me supuso un estado de alteración transitorio. Había aprendido a ver las cosas de otra manera, a valorar la vida en su estado más puro, y trataba de exprimir cada nueva experiencia agradable al máximo, intentando sacar cosas positivas hasta de los momentos más miserables.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Happy moments


Tengo un resfriado de cojones y llevo dos días saliendo de casa solo para lo imprescindible. Comprenderéis que para un culo inquieto como yo, esto supone un sacrificio nada fácil de realizar.

Sin embargo...

Me encuentro muy a gusto en casa, y quiero hacer apología, por una vez, de la felicidad cotidiana. Las mismas paredes que a veces parecen encerrarme y ahogarme son las mismas que me acogen día tras día. Son las que ahora me resguardan de ese viento frío que hay fuera y del chaparrón de anoche.

La lámpara del salón, aunque no me gusta, es la que ilumina esas escenas familiares en las que estamos, como hoy, mi padre y mi madre sentaditos juntos y yo pululando con un trapo en la mano quitando el polvo (esto de andar yo en plan maruja no ocurre a menudo, es solo porque como no puedo salir, me desahogo así).

Y mi padre, sin ser consciente de ello, va poniendo bandas sonoras a estas tardes, y, por ejemplo hoy, suena Cat Stevens, pero otros días suenan Bruce Springsteen o Pink Floyd.

Mi hermana, si no está currando, suele andar por casa pensando en conceptos abstractos o formas de hacer texturas para entregar sus trabajos, y, si entras en su habitación, agradece una buena dosis de pajas mentales y creatividad absurda para apuntarlo en su cuaderno de artista. La última es crear un jabón gigante de dimensiones desproporcionadas, pero no me preguntéis qué quiere decir con eso, porque no lo sé. Yo solo me meto mucho con ella y con su "Yo interior de artista". La tía, como es genial, en vez de enfadarse se descojona (por eso nos llevamos bien. Si fuera otra, nos tiraríamos de los pelos, porque soy un poco quemasangre).

Y así yo me voy sintiendo segura y feliz, aunque no sepa dónde acabaré trabajando, ni si me irán las cosas como deben ir en el amor, ni todas esas cosas por las que me angustio y lloro a veces como si fuera María Magdalena.

Lo que quiero transmitir con este post es que, aunque a veces no me lo crea, yo soy feliz.

Lo soy a pesar incluso de que estemos en el tedioso mes de noviembre, no haya horas suficientes de luz solar, y el tiempo esté feo. A pesar de que eche de menos a personas que ya no están, como son mis abuelas, o de que tenga un resfriado como éste que no me deja ni respirar.

Y, para mi bien, se me han apagado un poco mis deseos viscerales de dar una patada a todo y hacer un cambio radical. Quizás todo esto viene porque tengo en perspectiva realizar un curso (no sé si me cogerán), pero es curioso cómo un pequeño plan puede devolverte el punto de vista que necesitas para mirar tu vida desde el prisma que se merece.

Un beso de la Happy Ana, que, a lo mejor, lo único que le pasa es que está bajo los efectos del Ibuprofeno.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

DIVINAS MENTES: LOS MERODEADORES (TERCERA PARTE)#links

Chicas, esto da más miedo que la historia, pero es el prólogo de nuestras aventuras... OJETEEEEEE!!!
http://es.youtube.com/watch?v=wuRJPm5_Oik

LOS MERODEADORES (TERCERA PARTE)


Chicas, aquí la tercera parte (y van tres). Me encantan vuestros comentarios, me animan a seguir escribiendo. Tengo algunos relatos por ahí coleando inconclusos y vuestras opiniones me ayudarán a terminarlos :) Os dejo con el terror y la intriga...

Raquel

TERCERA PARTE

Era un coche rojo, un modelo deportivo antiguo y con el frontal completamente destrozado. La avenida en ese punto se hacía de un solo carril para cada sentido, separados por un subterráneo flanqueado por adoquines de hormigón, contra los que el propietario del vehículo había chocado violentamente.
Creo que por unos momentos mi corazón dejó de latir, aterrada no sólo por la idea de lo que estaba viendo, sino por lo que no podía ver. A medida que aminoraba la marcha, miraba a ambos lados frenéticamente con la esperanza de ver algún coche. Pero nada, tan sólo lejanos edificios y ecos de alguna cafetería.
Me detuve a unos cinco metros del vehículo siniestrado y paré el motor. En el silencio de la noche pude escuchar los latidos de mi corazón y mi respiración agitada. Y mis pensamientos, que se movían entre el deber y el poder mantener mi propia salud mental.
Abrí la puerta del coche y exhalé un suspiro, mientras caminaba cautelosa hacia el punto problema. A medida que me iba acercando, comprobé el mal estado en que había quedado el coche, que por su aspecto, sin duda pertenecía a un chico joven. Estaba totalmente perpendicular a la carretera, con el morro destrozado a mi izquierda, empotrado en los adoquines, y la parte de atrás en el límite de la vía, a la derecha, casi engullida por unos arbustos que constituían la única cuneta, y que más abajo daban paso a una torrontera pedregosa. De nuevo miré en todas direcciones pero no se veía ningún coche, y las luces más cercanas eran las de emergencia del mío propio, así que seguí acercándome con lentitud. En el silencio de la noche casi estival, mis pasos resonaron en el asfalto como toques de péndulo premonitorios.
Me asomé con temor a la ventanilla del piloto, la más cercana, pero allí no había nadie. Tan sólo un rastro de sangre en los dos asientos y la evidencia de un fuerte impacto craneal contra el parabrisas, seguramente, debido a que el conductor no llevaba puesto el cinturón de seguridad en el momento del choque. Esto reforzó mi teoría de que sólo había una persona en el coche cuando se produjo el accidente. Intenté abrir la puerta, pero estaba bloqueada.
Siempre nos alertan en campañas de televisión de los riesgos de una conducción imprudente, con imágenes desgarradoras que dejan una impronta imborrable, pero creo que hasta que no nos encontramos frente a una escena como la que tenía delante no somos realmente conscientes. Por muchos detalles que te muestren aquéllas, siempre hay algo en lo que ves que le da el definitivo toque de realidad. En este caso, los detalles abrumaban por su cantidad.
Reaccioné como un resorte como debía de haberlo hecho hacía tiempo y cogí el teléfono para llamar a emergencias, comprobando con desesperación que no tenía cobertura. Aun así, podía efectuar una llamada al 112, pero entonces reparé en que sería mejor ver quién iba en el coche y en qué condiciones estaba antes de hacerlo. Entonces, me di cuenta de que la puerta del copiloto estaba abierta. Quizá el conductor había salido del coche, arrastrándose por allí. Rodeé el vehículo por la parte de atrás, notando algunas ramas rozar mis tobillos, esperando ver un cuerpo joven y malherido yaciendo al otro lado, tumbado boca abajo en el suelo manchado de sangre, pero allí no había nada.
Me asomé con una mezcla de pánico y sorpresa al interior del coche, con la absurda esperanza de encontrar a alguien en los asientos de atrás, pero de nuevo el vacío. Miré la pantalla del móvil, donde el visor que indicaba: “Sólo 112” parecía preguntarme “¿Vas a llamar o no?”. ¿Qué hacía? ¿Dar parte de un accidente en el que no había víctimas? ¿Buscar al accidentado por los alrededores? ¿Por qué narices no aparecía ningún coche? ¿Es que acaso estaba en la jodida carretera de la dimensión desconocida? Mientras me hacía estas preguntas miraba hacia todos lados con desesperación, y entonces vi algo asomando entre los arbustos tres metros más allá.

Era una zapatilla deportiva

Una Nike, de ésas con amortiguación en la suela y de apariencia mastodóntica, de color azul cielo. Una Nike solitaria que no presagiaba nada bueno.
Enseguida noté como mi pulso se aceleraba de nuevo. Podía sentir los latidos de mi corazón en la garganta mientras me invadía una sensación de irrealidad.
Me acerqué muy despacio, evitando hacer cualquier ruido al andar, con los brazos estáticos, rígidos, y la respiración contenida, hasta colocarme delante del origen de mis tensiones.

Poco antes de ver el pie con claridad, ya estaba escuchando los sonidos de masticación...

EL RITUAL DEL CORTEJO:




Estimados lectores,




Hoy vamos a hablar de un tema interesantisimo a mi modo de ver: EL CORTEJO.Si, ya sabeis, eso que hacen los hombres cuando quieren conseguir tu atención, y llevarte al huerto...Y viene al hilo porque me he dado cuenta que es algo que las generaciones actuales han perdido.Ya no existen caballeros españoles que te dejen pasar antes, que te ofrezcan su chaqueta cuando hace frio, o que te regalen una rosa sin motivo aparente... y creo que es porque estan un poco confundidos.El hecho de que la mujer haya luchado por la igualdad de condiciones en otros ámbitos de la vida ha hecho que muchos hombres piensen que este tipo de gestos son machistas, y los hayan desechado por completo de su comportamiento habitual.Y os digo una cosa, a las mujeres de hoy en dia, trabajadoras, independientes, nos siguen gustando esos detalles! Asi que aviso para navegantes, no dejeis de tratarnos como MUJERES, o Princesitas ( como nos llama una poyeya I.A.), por el mero hecho que nos encontremos en un pais donde ya nos podemos llamar MIEMBROS Y MIEMBRAS, ...y seguid cortejandonos , que al menos a mi ME ENCANTA!!




E.G.

lunes, 17 de noviembre de 2008

LOS MERODEADORES (SEGUNDA PARTE)


Bueno chicas, me ha encantado la grata bienvenida al club y que hayáis puesto comentarios a mi historia. Aquí os dejo la segunda parte, que espero que os haga pasar tanto o más miedo :)
Muchas gracias por todo

Raquel

SEGUNDA PARTE

Esa imagen me ha perseguido en mis sueños durante todo este tiempo, a pesar de que aún hoy quiero pensar que todo fue una alucinación, un efecto colateral de la sutil mezcla del sueño, el cansancio y el tener unos ojos miopes que en la oscuridad a veces te traicionan. Pero después de aquello, el sólo circular por una carretera solitaria me producía taquicardias y sudores fríos, y cada vez que veía un animal atropellado en una vía, pisaba a fondo el acelerador para pasar lo más deprisa posible por aquella zona, sin mirar ni siquiera alrededor, y hasta que no estaba a un kilómetro de distancia o más, no me abandonaba el miedo ciego e irracional que se apoderaba de mi cuerpo.
Creo que me pasé los tres días que duró el curso completamente ausente y con la mente enturbiada, porque continuamente me venían a la cabeza imágenes horripilantes en las que le ponía cuerpo a lo que había visto aquel día, o había creído ver. Tuve, sin embargo, la previsión de asegurarme que para el viaje de vuelta dos de mis compañeros vinieran conmigo en el coche, porque me daba pavor volver sola, y aunque di varios rodeos para dejarlos en sus casas, incluso creo que les di las gracias por acompañarme. Supongo que algunos se dieron cuenta de mi comportamiento alterado y en ocasiones errático, pero afortunadamente, en los días posteriores volví a ser la misma, al menos, de cara a los demás.
Lo que sí cambió en mi vida fue que me aterraba conducir sola. Antes, el hecho de montarme en el coche y pasear por la ciudad, incluso si era de noche y llovía, era todo un placer. Ahora, se había convertido en una maldita penitencia que siempre que podía evitaba. Incluso llegué a modificar algunas rutas habituales en mis quehaceres semanales, evitando zonas aisladas, carreteras nuevas y barrios periféricos. Era una locura, pero acabó siendo casi como una manía personal, una característica con encanto.
Pasó mucho tiempo sin que volviera a ver algo en la carretera, ni siquiera una mancha como testigo mudo de alguna rata atropellada, y más o menos las aguas volvieron a su cauce. Mi vida seguía siendo el mismo caos hilarante que había sido siempre, y eso me gustaba.

Pero todo cambió de nuevo seis meses después. Un viernes por la noche, me invitaron unos amigos a cenar en su casa. Me las prometía muy felices porque intuía que la velada acabaría convirtiéndose en una sucesión interminable de relatos de batallitas juveniles y un montón de risas viendo viejos vídeos, regados con mucho alcohol; por lo que tuve la previsión de llevar una botella de vodka para animar y me dirigí allí con la mejor de mis sonrisas.
La noche fue casi lo que podría decirse perfecta. Hacía tiempo que no me reía tanto y casi por un momento olvidé todos los pensamientos nocivos que me invadían y me dejé llevar por el entusiasmo. Hacia las cuatro de la mañana, decidimos dar por terminada la fiesta y volver cada uno a su casa. Creo que todavía sonreía cuando me metí en el coche y arranqué.
Hacía una noche espléndida. Daban ganas de quedarse en la calle, disfrutando del buen clima. Quizá por eso, me invadió el optimismo y en lugar de dar mi habitual rodeo por callejuelas céntricas para ir a casa, decidí tomar la carretera nueva que conducía directamente desde donde me encontraba hacia allí. Bajé la ventanilla para disfrutar el aire fresco de ese mes de Marzo que acababa de empezar y estaba siendo inusualmente cálido, y emprendí la marcha. Por esa ruta, en condiciones normales, habría tardado unos cinco minutos en llegar a mi destino, sin embargo, esa noche tardé un poco más.
Me incorporé a la avenida, que estaba solitaria, y disfruté de la novedad del recorrido. Después de 100 metros, encontré una glorieta, que con una indicación muy clara, me mostraba la dirección a seguir. Así daba gusto. En cuanto tomé la salida que me correspondía, supe que algo iba mal. Sentí la misma sensación que te embarga en los momentos previos a una tormenta eléctrica, pero más acusada. Y entonces lo vi.

Había un coche atravesado en mitad de la avenida.

jueves, 13 de noviembre de 2008

LOS MERODEADORES (PRIMERA PARTE)




Bueno chicas, mi primera incursión en el blog y espero que no sea la última. Por una vez he querido desvincularme de mis pensamientos sobre la vida y los hombres (esos animales exóticos y atrayentes que tantos quebraderos de cabeza nos dan), para ir un poco más allá y cruzar la línea que separa lo mundano de lo demás. Este es un relato que se me ocurrió una noche cualquiera, conduciendo de camino a casa, por una interminable carretera semiasfaltada y oscura, como siempre. Me rondaban la cabeza vivencias del día y algunos desengaños. De repente, me vino una imagen tan vívida a la mente que tuve que aminorar la marcha para mirar hacia atrás y comprobar que seguía sola... como de costumbre. Éste es un relato para los conductores solitarios, para la gente que se hace preguntas, para los que piensan que quizá tras la realidad corriente que nos envuelve se esconde algo más, algo que sólo es perceptible cuando la oscuridad lo cubre todo, y unas luces de freno lejanas se convierten en tu única guía...
Vamos a escaparnos por un momento de la realidad. ¿Me acompañáis?
Raquel
LOS MERODEADORES (PRIMERA PARTE)

Nunca los he visto, pero eso no me impide saber que están ahí. Me aferro a esta creencia con una fe ciega que ya la quisieran para sí muchos católicos.
A veces, cuando circulo por una carretera solitaria, como la que conduce a la montaña del Norte, sin luz, sin arcén, sin señales de vida alrededor a partir de las nueve de la noche, los siento… y siento que ellos me sienten a mí también. Puedo notar sus movimientos acelerados, inconexos, sus palpitantes pasos, su reptar ameboideo, y sus intenciones.
Cuando un animal muere atropellado en la carretera, para nosotros termina siendo una mancha en el asfalto que inútilmente pretendemos esquivar: hueso, piel y carne amasados en una mezcla imposible. Para ellos se convierte en otra cosa: en su alimento.
Devoran los cadáveres descompuestos, aún calientes, manchados por el caucho de las ruedas, devoran cadáveres en posturas antinaturales, con miradas esquizoides, con olor a fuego y a miedo. A veces topan con buenos ejemplares en carreteras aisladas. Una vez vi a un perro grande, del tamaño de un mastín, en una de ellas. Había tenido bastante suerte porque el coche le había aplastado la cabeza y lo demás permanecía más o menos intacto. Muerte sin dolor. No había coches a la vista y era bastante tarde. Evité el obstáculo y seguí mi camino. Cuando volví a pasar por el mismo lugar, diez minutos más tarde, el perro ya no estaba. Habían sido ellos.
Ignoro hacia dónde llevarán los restos que recogen, aunque pienso que viven en oscuras madrigueras cerca de las carreteras, siempre cerca de ellas. Son un simbionte de los conductores agresivos y los errores humanos, y en cierta manera, realizan una labor de limpieza que aterra.
Sé que evitan las carreteras atestadas y que prefieren las zonas rurales, y también sé que sólo salen por la noche para no ser vistos. ¿Qué cómo lo sé? Ni yo misma puedo imaginarlo.
Nunca he visto a ninguna persona recoger un animal atropellado en una carretera. Sé que en algunas ciudades existe un servicio que realiza esta labor, pero aun así, seguirían sin explicarse todas las desapariciones en vías interurbanas, en rincones olvidados, en carreteras casi sin asfaltar, y sin embargo, siguen ocurriendo. ¿Los carroñeros? No soy una gran experta, pero creo que devorarían poco a poco el cuerpo, no lo trasladarían a ningún sitio. Es una cosa en la que pararse a pensar.
Hace dos años circulaba hacia la costa para realizar un curso de extensión del trabajo. La mayoría de mis compañeros eligieron agruparse en dos coches para viajar, pero yo tuve que hacerlo sola y salir más tarde porque necesité resolver algunos improvistos de última hora. Cuando me encontraba a 50 km aproximadamente de mi destino, en plena noche cerrada y sin ningún vehículo a la vista, vislumbré una figura tendida en el asfalto. Aminoré la marcha y cambié de carril para ahorrarme una sensación desagradable.
Era un gato. Un gato enorme, de unos ocho kilos de peso, de ésos atigrados grises que todo el mundo llama romanos, a saber porqué. Estaba tumbado en una postura anómala, con la cabeza cruelmente torcida y media cara desgarrada, mostrando los músculos faciales y una hilera de muelas sangrantes. Parecía mirar hacia la nada con su único ojo intacto, vidrioso y de un amarillo febril.
Entonces lo vi. Justo cuando pasaba al lado del maltrecho cuerpo, percibí algo entre las sombras. Confundiéndose en la oscuridad, conseguí ver unas garras diminutas, deformes, ávidas, que aparecieron de repente por la cuneta y asieron al animal por la cola, que era la parte más cercana a donde se encontraban.
Mi corazón me dio un vuelco y aminoré la marcha aún más. Me resistía a creer lo que estaba viendo, y aun así, contemplaba como unas afiladas uñas sucias por la tierra milenaria se movían convulsas y se clavaban en la piel del gato. Pareciendo abatir mi descrédito, dos nuevas garras salieron de las tinieblas y se aferraron a una de las patas traseras del animal, una pata descarnada con zonas sin piel alguna. Fue entonces cuando creo que grité.


martes, 11 de noviembre de 2008

EL DESCENSO DE LA NUBE


Todas las historias personales son complicadas, y las de índole amoroso, por la intimidad y confianza que implican, aun más si cabe. Al comienzo todo es ideal, caemos rendidos por unos encantos y un carisma que no siempre son totalmente reales. Al principio ambas partes muestran su mejor cara, al fin y al cabo estamos en la fase de seducción, y no vas a demostrar que tienes complejo de tal o cual cosa, que pierdes los nervios con facilidad, o que no sabes disfrutar de las pequeñas cosas, entre otras cosas porque el enamoramiento inicial, en ocasiones te sube a una nube en la que olvidas tus complejos, no pierdes los nervios, y la vida te sonríe. Con el tiempo vas conociendo a la persona y empiezas a ser consciente de sus defectos, pero , Ay!! Ya estás enamorada, y lo tuyo tiene difícil solución, puedes tratar de obviar esos defectos al principio, mas tarde justificarlos, y por último de corregirlos. Por desgracia todos tenemos un carácter más o menos formado, y hay aspectos del mismo que forman parte intrínseca de nuestra persona y que aunque nosotros mismos quisiéramos cambiar, somos así, para lo bueno y para lo malo.

Y ¿ahora qué? La experiencia, te da sabiduría, y te enseña a distinguir que quieres, o no quieres en tu pareja. Yo por ejemplo tras mi relación anterior se lo que no quiero, no quiero a una persona que me robe la energía y la alegría, vivir con una persona pesimista, negativa y que no sabe disfrutar de la vida es agotador psicológicamente, hace que la vida, la tuya y la de él gire entorno a un mismo eje, él. Lo peor llega el día que a ti cómo cualquier ser humano te da el bajón, porque claro, si tu eres la parte fuerte, no puedes permitirte hundirte, ¿Qué sería de los dos? Y entonces te vas apagando poco a poco, sigues siendo su soporte, pero ya no te tienes a ti misma, ya no eres la persona divertida y alegre que él conoció, te ha dejado un poco mustia, así que como a cualquier flor marchita, te tira a la papelera y seduce a una nueva flor, con savia nueva, y él olvida su tristeza temporalmente y vuelve a la nube que vivió contigo en su momento. El problema, para él, y para la nueva florecilla, es que cuando la nube desaparezca llegará la tormenta, y volverán las penas, la pérdida de nervios y los agobios, pero bueno ese es el ciclo vital de cada uno, y cada uno tiene lo que se busca.

Afortunadamente, la flor marchita y abandonada en la papelera, cuando deja de recibir las radiaciones negativas, empieza a recuperarse y a recobrar los bríos anteriores, así pues renace más sabia y con el tiempo encuentra una nueva maceta para su tiesto.
Mi conclusión a todo esto, es que en un choque de energías positivas y negativas, es más fácil que las negativas acaben venciendo a las positivas, por una cuestión de desgaste, básicamente. No obstante, ya se sabe cómo somos los seres humanos, y yo por si acaso, le rezo a un Dios en el que no creo para no tropezar por segunda vez en la misma piedra, bueno con la misma seguro que no, pero tampoco con ninguna que se le parezca.

E.M.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

El botón rosa

Aún a riesgo de parecer fría y superficial, debo reconocer que en muchas ocasiones desearía ser un robot. Que mi memoria fuera un disco duro de infinitos Gigas, que mis neuronas funcionaran como cientos de microprocesadores interconectados entre sí, que mi cuerpo fuera una máquina perfecta e infalible.

Una especie de "mujer bicentenaria", al estilo del personaje creado por Isaac Asimov, aunque sin ese anhelo por experimentar emociones.


Aunque nuestra psique, parece ser (según psiquiatras y psicólogos) puede "reprogramarse", moldearse o educarse, la complejidad química del organismo humano y la interacción de las hormonas y otra serie de factores visibles e invisibles (si tomamos como cierta la premisa de que existe algo llamado "alma") nos hacen bastante más difíciles de controlar que a una máquina regida por una inteligencia artificial.
Cuando me viniera una sobrecarga de trabajo bestial, podría activar el modo automático, mejorar mis prestaciones o ampliar mi memoria; cuando los clientes, mi jefe o mis compañeros de oficina gritasen como descosidos o dijeran chorradas, apagaría mi micrófono o me pondría en modo "suspensión"; cuando mirara a un miembro del sexo opuesto (en mi caso, un hombre) le vería como un conjunto de células vivas, sin entrar a juzgar si sus rasgos son o no atractivos, si sus ojos brillan más o menos o si su voz es más o menos bonita.
Sencillamente, mi inteligencia artificial me serviría para aprender de mis propios errores, mejorarme día a día en todas mis prestaciones y contribuir a mejorar la vida de otros seres.

Aunque incluiría una mejora: el botón rosa.

El botón rosa, de apenas dos centímetros de diámetro, iría implementado en el centro del pecho, estrechamente conectado con la red nerviosa del plexo solar (red nerviosa que rodea la zona de la vena aorta, cerquita del corazón, que en el yoga se identifica como tercer chakra llamado "manipura" -no confundir con manicura-).
La función de este botón sería bien simple: Activar y desactivar las emociones.
¿Que considero favorable en cierto instante -guiada por mi inteligencia artificial y el análisis pormenorizado del entorno- sentir una reacción emocional ante un estímulo? Pulso el botón rosa.
¿Que se respira tensión en el ambiente y un mal rollo que te cagas, según mis medidores de presión sensitivos? Vuelvo a pulsar y me quedo impasible.


¿Que veo que me voy a enganchar de un tipo al que apenas conozco o que se ve a la legua que es un cabrón? Se le da al botoncito y adiós a los comederos de tarro.
Sospecho que ese botón ya existe, aunque oculto, en todos y cada uno de nosotros. Pero no está a la vista. Lo más seguro es que no se trate de un músculo ni de una glándula. Probablemente sea necesario un simple estímulo que desencadene una reacción neuronal. Tal vez la palabra de un amigo, la lectura de un libro, la visualización de un paisaje o un acontecimiento significativo (positivo o negativo para nosotros) puedan activar en un momento dado la "inmunidad" y hacernos capaces de evitar las emociones y los sufrimientos.

¿Por qué una vida sin emociones iba a ser triste, yerma o falta de sentido?

No quiero decir que yo desee que la vida sea así, pero reconozco que a nivel antropológico, en muchas ocasiones me planteo cómo sería el mundo si no hubiera emociones, sino solamente "funciones".

Sobre todo, cuando las emociones me impiden realizar correctamente mis funciones o pueden alterar mi físico.

Dice Elena G. que a veces imagina que se sale de su cuerpo, para separar emociones de acciones (por resumirlo de alguna forma, aunque su teoría es más compleja y no quiero irme por las ramas).

Al caer el Sol, al desperezarse las primeras estrellas, cuando todos los gatos son pardos, esta gata se pinta la raya en el ojo, pulsa el botón rosa, pisa el acelerador y no piensa más que en que la vida son dos días y del primero de ellos ya ha transcurrido la media noche.

Elisa A.