jueves, 27 de mayo de 2010

REACCIÓN

Ella quiere pensar que no le afecta, pero si lo hace, cuando la ve, su cuerpo reacciona de una manera física, algo dentro de ella se encoge súbitamente, no sabe si el corazón, el estómago o las entrañas, a la vez su espalda y sus hombros se yerguen, su barbilla se alza levemente, hace una inspiración profunda y no lo siente, pero seguro que sus pupilas se dilatarán por una milésima de segundo.

Es curioso, pero cree que esa misma reacción física se reproduce cuando una noche de sábado cruza su mirada con el chico que le gusta. Parece que el cuerpo delata los mismo gestos en los casos de atracción y excitación, y en los casos de disgusto y decepción.

Ella le recuerda momentos de dolor, de traición, de hundimiento, pero también le recuerda momentos de superación, de alivio, de fuerza. Es contradictorio, su aspiración es que verla le provocara indiferencia, pero ese momento no ha llegado, y por como se conoce a si misma, sabe que ese momento nunca llegará, lo asume, pero le disgusta, no le gusta otorgarle ese poder a una persona sobre ella, y ella tiene el poder de traer a su mente recuerdos que le gustaría haber erradicado de su mente.

Cuando lo ve a él es diferente, los sentimientos se cruzan, le recuerda lo malo, pero también le recuerda muchas cosas buenas, un amor intenso, sin barreras, real, comprometido, él fue el centro de su universo y ella sabe que fue el centro del suyo, Ambos fueron su estrella y su planeta girando alrededor. Tanto fue así, que tiene miedo, tiene miedo de no volver a vivir un amor con ese nivel de intensidad. Ella sabe que puede volver amar así, pero no cree que pueda encontrar a alguien en quien confiar como para poder amarlo de esa manera.

Pero bueno, ella no se queja, bueno sí que se queja un poquito, pero se conforma pensando, que todo lo que vives te enriquece y a la par te hace más fuerte, aunque a veces todo ello le provoque momentos de debilidad.

viernes, 21 de mayo de 2010

Son mis amigos.......

La amistad se da en distintas etapas de la vida y en diferentes grados de importancia y trascendencia, desde la infancia hasta la madurez pasando por la adolescencia. Habrá personas que calen hondo en tu vida sean o no amigos y otras que pasarán sin apenas dejar huella.

Los amigos, los verdaderos amigos, esos que se pueden contar con los dedos de una manos, esos con los que puedes estar días incluso meses sin hablar con ellos pero sabes que al descolgar el teléfono están ahí, esos son los buenos amigos que hay que cuidar, mimar pero sobre todo saber mantener esa amistad y no dejarlos pasar.

Los verdaderos amigos son los que se preocupan por ti, se interesan por tu bienestar, por tus logros y problemas, aquel que está en todo momento, el que te acepta tal y como eres con tus valores, tus ideas, tus miedos, tus aciertos y errores, en definitiva, con tu forma de ser.

Pero también es necesario saber que los amigos, los buenos amigos, están para decirse las cosas, las buenas y las malas, hay que saber aconsejarlos, hay que saber escucharlos, compartir el silencio con ellos y por supuesto echarles un capote cuando sea necesario. Y como en los matrimonios en lo bueno y en lo malo dar consuelo cuando haya tristeza, desesperación o los ánimos estén por los suelos y saltar de alegría cuando hay algo que celebrar, reír y llorar con ellos.

LA VIDA SON DOS DÍAS Y NO HAY NADA COMO DISFRUTAR DE ELLA EN BUENA COMPAÑÍA. CARPE DIEM.

C.A.C.


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lunes, 3 de mayo de 2010

Cuestión de tacto

Todos somos susceptibles de equivocarnos y meter la pata diciendo algo que no deberíamos, o que a otra persona le pueda sentar mal, aunque nuestra intención no fuera ofender. Es cierto que cada cual es un mundo y es más "picajoso" para unas cosas que para otras, pero ¡por Dios!, hay aspectos y situaciones en las que lo socialmente correcto estás más que claro. Os pongo un ejemplo:

Le dije a una amiga de la adolescencia de quedar para ponernos al día y retomar un poco el contacto perdido, y me dice que sí "porque últimamente está más sola que la una". La verdad es que no es para tanto, lo sé, pero hubiera preferido que me hubiera dicho que le apetecía quedar porque quería saber de mí, aunque lo otro hubiera estado de trasfondo. No voy a dejar de ir a verla por esto que ha pasado, pero me da por saco, ¿entendéis?

A.