lunes, 6 de junio de 2011

Semidioses en la tierra

Hombre, atractivo, soltero (o no totalmente), en apariencia inteligente y con sentido del humor, y con un puesto de trabajo bien remunerado. Este es el perfil de los semidioses que pueblan la tierra en estos días, a quienes adoran legiones de mujeres de un amplio y variado rango de edad.

Son semidioses porque, si bien no lo pueden todo, ellos parecen merecerlo todo. Por ellos muchas dejarían todo lo que tienen y los seguirían al fin del mundo. Prácticamente pueden tener sexo cuando quieran y casi, casi con quien quieran, y millones de féminas desearían llevar plantadas sus semillas fertilizantes para dar a luz un vínculo ineludible entre ambos. Tardan el doble de tiempo en ser juzgados por el declive de su belleza, y también tienen casi el doble de tiempo para decidir si quieren formar una familia (puesto para el que siempre, siempre, tienen muchas y muy variadas voluntarias).

Se les respeta, prácticamente, en todas las culturas del mundo, y ellos no tienen el temor de viajar, ni de enamorarse de alguien que no comparta, por ejemplo, su religión, porque su integridad como persona (que no está recién conquistada, sino que existe desde siglos y siglos atrás), no se ve amenazada.

Su fisonomía es mucho más cómoda que la femenina (se evitan la regla, los hongos, las varices, la celulitis, los cambios hormonales...); y se les perdona que suden, que no se peinen, o que estén cansados y no quieran hablar con nadie, además de su consiguiente mal humor.

A menudo les falta inteligencia emocional, están pagados de sí mismos y no quieren compromisos, aunque esto último lo niegan con su actitud tan a diestro y siniestro que confunden a las legiones de susodichas. Inclusive, aunque no lo hagan, siempre hay alguna dispuesta a renunciar a sus sueños de formar una familia con tal de estar al lado de tan magna compañía.

Sé que, como en todas las religiones, hay otras muchas personas que no caen bajo los influjos de las apelaciones religiosas (en este caso el poder de un semidios de esta categoría), pero convengamos que los efectos positivos de la belleza y el éxito, unidos a la masculinidad, conforman un peligroso y dañino cóctel con propiedades mágicas que las mujeres, en general, se han encargado de crear.

Por cierto, que este post me viene inspirado por el inmediatamente anterior.

jueves, 2 de junio de 2011

Seductores, Egos, y Órbitas estelares.

A todos nos gusta “gustar” y el que diga lo contrario en un mentiroso, nos gusta caer bien, resultar simpático, agradable, divertido, y lo más atractivo posible. El ser humano tiene un “ego” y éste necesita que lo alimenten para crecerse, para sentirse reforzado, y para sufrir una inyección de autoestima de vez en cuando.

No siempre ese “ego” se ve reforzado en los mismos aspectos, a veces necesita de unos “alientos” y otras de otros, en ocasiones uno necesita sentirse inteligente, en otras gracioso, y otras querido o deseado.

Todo ello nos lleva a modificar nuestras conductas, así, si conocemos a alguien nuevo, procuraremos mostrarle nuestro lado más simpático y encantador, y si además resulta que la otra persona nos resulta atractiva, si somos mujeres, probablemente inconscientemente, nos atusaremos el pelo, nos morderemos el labio y sacaremos la mejor de nuestras sonrisas, y consciente o inconscientemente trataremos de potenciar nuestras cualidades, y con disimulo o sin él nos luciremos cual pavo real, mostrando lo más hermoso de nuestro plumaje, lo cual incluye no sólo nuestros atributos físicos, sino nuestro supuesto “encanto personal”.

La seducción es un juego, un juego muy divertido que duda cabe, en el que a veces se gana, a veces se pierde pero que mientras lo juegas te entretiene.

Dentro de este juego, existen jugadores profesionales, amateurs, tímidos, lanzados, y otros simplemente torpes, aunque cuidado, si el jugador“torpe” te gusta, si estás predispuesta, hasta te parecerán entrañables sus maneras, bueno hasta el momento en que ya te lleguen a desesperar …. que todo llega.

En el afán de gustar, hay quien se dedica a “flirtear” con todas o todos, tenga o no tenga interés en el contrario, porque su “ego” y su “plumaje” requieren de constante aprobación, necesitan sentirse deseados, saber que si quieren, pueden, y por eso se dedican al “cortejo” sin mesura.
Ese seductor “nato” y un poco ególatra, juega con fuego, pero si un día se quema, dirá que la culpa no es suya, es de los demás que no saben interpretar los mensajes que él lanza ….

Quizás porque soy mujer, soy sabedora de más casos masculinos que femeninos, pero existe un gran número de chicos que parece que la única manera que tienen de relacionarse con las mujeres es flirteando, y eso causa algún que otro quebradero de cabeza a las chicas, que no saben a que atenerse.

Por último, están los que en mi opinión son los más rastreros de todos los “seductores” , y en los últimos tiempos he podido conocer a alguno, o mejor dicho “alguna”, no siempre voy a tirar contra ellos.... Los rastreros, son aquellos, que conscientes de que la otra persona está muy interesada en ellos, fomentan y alientan ese interés despertándoles falsas expectativas, porque de esta manera su ego no conoce límites, así mientras mas cae el pobre seducido, más se sube el seductor. A esos seductores de tan frágil autoestima, que necesitan jugar con los sentimientos de los demás, se les olvida el daño y frustración que acaban provocando en el otro. Yo desconfío de ese tipo de personas, porque es alguien, que definitivamente carece o bien de la capacidad de empatía, o simplemente se siente el centro del universo y les da igual la órbita que sigan los planetas alrededor suya, siempre y cuando orbiten en torno a él.

Dicho todo ésto, creo que mejor me hago un cursillo para mejorar mis “seductive skills”, porque yo soy un “solete” y también necesito unos planetillas en mi órbita …. mmmm a ver a cual pongo de Mercurio ;)

E.M.

P.D: A la hora de ilustrar el post, y hablando de ególatras, he estado tentada de poner una foto de Mourinho, de hecho el google, al poner "ególatra", me la ha sugerido....