martes, 27 de enero de 2009

EL VAMPIRO MODERNO


El vampiro camina entre nosotras, pero no con la majestuosidad y la elegancia del príncipe transilvano a las que estamos acostumbradas, no con sus modales elegantes y refinados, envueltos en sedas vaporosas, ricos brocados y aroma a orquídeas; no con sus afilados caninos destilando esencia carmesí y erotismo a partes iguales... nada de eso.

El vampiro moderno sólo es atrayente para la persona que ha caído en su hechizo, y en lugar de condenarla a una vida eterna, la consume poco a poco hasta extinguirla, como una débil llama sin oxígeno.

Huid de él como podríais huir de la más terrible enfermedad contagiosa, pues las pústulas de sus palabras maliciosas son su vehículo transmisor, y su gran sentimiento de inferioridad el reservorio de su toxicidad infecta.
Huid de él cuanto podáis, y si alguna vez caéis bajo su influjo, espero que conservéis un atisbo de cordura para poder escapar, puesto que haréis caso omiso al resto del mundo que no ve a vuestro vampiro como el perfecto caballero que creéis, en vuestra imaginada desmerecida suerte, tener al lado; sino como el parásito del último hálito de lo que ha sido siempre vuestra vida.

Una vez fui la consorte de un vampiro. Sin darme cuenta, me envolvió en una espiral de rutina que nunca me había gustado, pero que yo aceptaba como la mejor para mí. Poco a poco fue cambiando mi forma de pensar, hasta hacerme aborrecer lo que más quería y adorar lo que más aborrecía, mientras la gente a mi alrededor pasaba de la estupefacción al abatimiento más profundo ante mis comportamientos.

Mi vampiro quiso controlar mi forma de vestir, de actuar, de relacionarme con los demás, haciéndome creer que mi manera de vivir hasta ahora no estaba de acorde con mi edad y posición, haciéndome ver que lo único que había sido hasta ahora era una irresponsable alocada y desvergonzada, y que debía comportarme como una mujer sensata, comedida y sumisa... su perfecta mujer, en la que poco a poco y sin darme cuenta fui convirtiéndome mientras no me daba cuenta de que perdía vitalidad, optimismo, alegría y todas las ganas de vivir que había almacenado en estos años.
Me quedé en la reserva de la esperanza, en números rojos de sueños, en cifras negativas de ilusiones, mientras él cada vez tomaba más protagonismo en los círculos donde antes era yo la estrella, disertando atropelladamente mientras yo callaba, brillando mientras yo me apagaba.

Lo peor es que yo era feliz. Feliz con las míseras concesiones que me hacía, feliz con sus desplantes, con sus críticas, con su falta total de sentimientos, queriendo incluso ser la roca a la que él pudiera agarrarse para no ahogarse... cuando yo no sabía que ya me tenía a tres metros bajo el agua y usándome como apoyo para ascender por encima de mí.

Afortunadamente, pude despertar de mi pesadilla y abrí los ojos. Comencé a ver, a escuchar las voces de los que me querían, y a sentir por primera vez en mucho tiempo lo que era la vida. Creo que si hubiera tardado un poco más en hacerlo, el proceso hubiera sido totalmente irreversible, y me habría condenado a una existencia vacía y sin luz al lado de un déspota manipulador, que había captado toda mi energía, toda mi vida, toda mi esencia, y los había transformado en su carroña particular, que devoraba con ansia y desprecio mientras yo moría de hambre...

Y ahora que lo sabéis os digo: Mirad a quién tenéis al lado.. y luego mirad a vuestro alrededor, a la cara de vuestros amigos, de vuestros padres, de vuestros compañeros de trabajo. Volved a mirad a quién tenéis al lado, y después miraos al espejo. Si al comprobar lo maravillosas y enrevesadamente preciosas que os veis no sois capaces de sonreír, es que tenéis a un vampiro cerca...
Si tenéis la desgracia de que esto os esté ocurriendo... sólo puedo rezar a los dioses para que despertéis.

RAQUEL

lunes, 26 de enero de 2009

Techo de Cristal


“Techo de cristal” es un concepto propio del mainstreaming y de los estudios sobre igualdad de género, y hace referencia al límite en el crecimiento profesional con el que se encuentran algunas mujeres por motivo de su género y que les impide ascender en su profesión a pesar de que sus méritos las impulsan hacia ello.

Pero no voy a hablar hoy sobre ese techo de cristal, mi duda es ¿tiene cada relación su techo de cristal? Es decir podemos encontrarnos con relaciones que una vez llegado a cierto punto no van a crecer mas. Cada relación tiene su propio ritmo, algunas van muy rápido quemando etapas, y otras van más pausadamente, algunas que van rápidas se queman por su fugacidad, y otras se consolidan con la misma velocidad que se generaron, otras más pausadas crecen lentas pero seguras y otras simplemente se estacan. Yo particularmente en la actualidad soy más partidaria de las lentas pero sin pausa, permiten un conocimiento más sereno de la otra persona y de lo que te va apeteciendo en cada momento. Sin embargo en mi ascenso pausado, miro hacia arriba, y me planteo en ocasiones, si ese cielo despejado que vislumbro está libre para que siga (sigamos) subiendo, o si a pesar de creer verlo a cielo abierto, estoy engañada y lo que veo es lo que me permite ver un techo cristalino y transparente que me está (nos está) esperándonos para frenar el crecimiento.

En mi filosofía actual, mi lema es “carpe diem” vivo el momento y disfruto lo que vivo, sigo mi ascensión con calma, pero en ocasiones surge la incertidumbre sobre la existencia de ese techo de cristal.

Si finalmente algún día me topo con él, me frenaré y esperaré para ver si el techo decide abrirse a mi, para que yo siga (sigamos) ascendiendo, no soy partidaria de ser una “rompe-techos”, los cristales rotos no son buenos, y hay pasos que hay que dar por que salen del corazón no de la obligación.

E.M.

jueves, 22 de enero de 2009

Me miro en tus ojos


Hay ojos que solo sirven para mostrar lo que has de desechar, porque están llenos de envidia. Otros sencillamente están llenos de mala leche. Y también los hay con mucho egoísmo.

Esos ojos nunca te miran bien y siempre reflejan de ti lo que no debería ser, según sus dueños, claro.

Sin embargo, hay otros en los que, a veces, mirarse resulta duro asencillamente porque ven lo que tú nunca encuentras en ti, sobre todo cuando se empeñan en sacar lo mejor de tu persona.

Son esas miradas de alegría cuando te ven llegar, de aliento cuando te ven caer, de confianza cuando tu mundo interior tiembla. Son esos ojos fieles que nunca fallan, y que te marcan el camino de lo que te gustaría ser, porque la luz con la que te iluminan convierte a tu persona en algo mejor, inclusive cuando te muestras en toda tu imperfección.

Y son esos ojos a los que temes fallar. Sin los cuales temes vivir. Los que quieres conservar a toda costa. A esos ojos les dedico yo estas líneas, porque los amo. Porque quiero que se sigan sintiendo orgullosos de mí. Porque no quiero que su amor incondicional sea una excusa para no mejorar, para no trabajar, o para no luchar.

Porque solo ellos tienen el poder de convertirme.


Ana

miércoles, 21 de enero de 2009

Amor arrebatado


Hola chicas
Después de un tiempo sin dar señales de vida, me ha parecido bien reemprender la marcha con una poesía. Una de tantas que han salido de mi mente azarosa y que creo que refleja un momento de mi vida que una vez tras otra vuelve a mí. Espero que os guste.

Raquel

"Te temo cuando me miras
porque en lo más profundo de tu alma
piensas como yo.

Mientras espantas tus fantasmas
deposito en tí mis esperanzas
y tú me empujas al vacío...
sin saber, sin querer hacerlo.

Y yo te sigo... como si fuera tu sombra
como si fuera tu sangre, tu cuerpo,
tu aliento, como si fueras tú.

Te odio

Te amo tanto que esta danza frenética
no hace sino que te sienta.
Y te espero... como siempre lo hago,
deseando que vengas a liberarme
de las garras de la vida,
que me lleves con tu rabia
y tu desidia a tu mundo.

Date prisa.

Huye de ti para encontrar el camino,
enturbiado por la arena de tu vanidad."

lunes, 19 de enero de 2009

STOP


¿Cómo se para uno para poder pensar un poco?
Vas como loco por la vida, como el Correcaminos. Ni te ves los pies de lo rápido que vas. Te dejas llevar por el ritmo que te imponen las necesidades: las que tú mismo generas de forma natural (las de subsistencia básica), las que te impones adicionalmente para "mejorar" tu subsistencia (deportes, cuidado corporal), las que te impone el resto de la gente (compromisos y obligaciones familiares, laborales y sociales en general), más las propias necesidades espirituales y sentimentales, que, para colmo, están relacionadas entre sí (la necesidad de subsistir te crea la necesidad de buscarte un medio de vida, que te crea la de trabajar para sobrevivir, que a su vez te hace tener que relacionarte con otros seres de forma ineludible y para sobrellevar todo el peso y además, como parte innata de tu propio ser humano, necesitas un apoyo moral y sentimental).
Eres el correcaminos y no paras, incluso no quieres parar porque si lo haces empezarás a analizar si estás haciendo bien las cosas, si vas a la velocidad adecuada, por el carril más conveniente. Lo que hoy día se llama "rayarte", que es una curiosa forma de menospreciar los estados de preocupación, que no son tontería.
Siempre he tenido muy claro lo que quiero en la vida, en esencia. Y lo que quiero básicamente, pase lo que pase, son dos cosas: Una es acostarme cada noche con la conciencia tranquila. Y la otra, levantarme cada mañana y sentir que las acciones que realizo cada día no me están haciendo desperdiciar la vida que se me ha concedido que, ojo, es sólo UNA. No canjeable por otra y, para colmo, no garantizada. Vamos, que en cualquier momento uno puede palmarla y desde luego, ahí no hay vuelta atrás ni forma de reclamar nada.
Siempre he tomado mis decisiones sin problema alguno, acatando sus consecuencias.
Pero cuando me he detenido a pensar, he empezado a preocuparme. Resulta que hasta ahora, las decisiones que tenía que tomar no vinculaban el resto de mi vida. ¡Al menos, eso aparentaban!
Sin embargo, cuando ya estás en plena carrera (continúo con la metáfora del Correcaminos), que iniciaste ni se sabe cuándo, puede que fuera para huir del Coyote o puede que no, simplemente porque todo el mundo corría cuando tú llegaste y parece que de eso se trataba vivir, de correr hacia alguna parte, llega un punto en el que te tienes que parar y decir "a ver, pero ¿a dónde iba yo cuando sonó el disparo y salí pitando?".
Durante la carrera, vas a toda leche cambiando el curso de la ruta, según te van viniendo las cosas. Tratas de no desviarte demasiado de la autopista principal, la que te lleva al sitio al que tú quieres llegar.
Habrá desvíos que tendrás que tomar, paradas que hacer, cambios en el plan de viaje, que no siempre son voluntarios, sino que en un alto porcentaje, son obligados por las circunstancias. Debido a esos cambios de dirección realizados de forma rápida, cuando te detienes en la carretera, miras adelante, miras hacia atrás y pueden haber ocurrido dos cosas: que te encuentres en una carretera que no querías estar o bien que sí lo estés pero que no te apetezca ya seguir por esa carretera porque se ha vuelto aburrida, previsible y de tanto correr ni te habías fijado en que el decorado siempre es el mismo, que se repite a cada lado y que hasta que se termine el asfalto, seguirás viéndolo una y otra vez.
¿Qué hacer cuando sientes que, o te desvías un poco por carreteras secundarias para ver otros paisajes y otras ciudades, o se seguirá repitiendo el mismo escenario una y otra vez?
¿Y cómo tomar la decisión de tomar otros caminos, cuando las circunstancias no te dejan detenerte para pensar y mirar a otro lado que no sea a dos metros delante de tus narices?
Ahora siento que las decisiones que tomo sí van a afectar mucho más al resto de mi vida, sobre todo el trabajo que realizo.
Si hago un cálculo aproximado, trabajo 231 días al año, de los que no puedo contar las horas libres, porque apenas las disfruto. Sí, hay gente en peor situación. Sí, hay gente que cobra menos la hora. Pero no estoy haciendo una comparación.
Si tengo 30 años y me tendré que jubilar con 60 para poder disfrutar de una pensión decente (si tengo la suerte de llegar lo suficientemente sana y no me ha dado antes un infarto, un cáncer o un derrame por una subida de tensión), aún me quedan unos 6.930 días que trabajar, a unas 10 horas dedicadas en exclusiva al trabajo por cada uno de esos días, son 69.930 horas -hay gente que vive menos-.
Y pienso cómo sería parar de repente y girar, sin importar lo que pueda pasar.
Veo ese panorama y me digo a mí misma que tal vez haya otra opción, que tal vez pueda hacer algo para que esas horas no sean empleadas solamente en eso, que sean dedicadas a hacer algo más útil por los demás, los más cercanos o tal vez más lejanos...
Algo que no sea correr sin parar sin verme los pies (a veces ni la cara), porque cuando se acabe la carretera y mire hacia atrás, estaré triste de ver todas las cosas que dejé de hacer por no haber tenido el valor de pararme en seco cuando tuve la ocasión de hacerlo.
A lo mejor, sólo a lo mejor, tengo la "Crisis de los 30".

E.Adriana

jueves, 15 de enero de 2009

Buena Suerte


El pasado martes fue Marte y Trece, día de la mala suerte en españa y puede que también en Hispanoamérica, por que en la parte anglosajona del mundo el día de mal fario es el viernes 13.

Pues bien ese martes, me levanté yo sin saber que era día trece, pero sí sabiendo que era martes. Me apeé de la cama con el pie izquierdo, cosa que hago ahora por la posición de la cama. Mientras desayunaba escuché un ruido, me asomé a la ventana y vi a un gato negro que me miraba fijamente, cuando salí de casa me cruce con ese mismo gato negro que me echó una nueva mirada, recordé que mi tia me comentó hace poco, que el día que falleció un ser querido se había cruzado tres veces con un gato negro, yo no soy supersticiosa a ese respecto, pero me pareció curioso. Tuve que hacer unas gestiones en la calle, y por la calle en la que circulaba estaban unos operiarios desmontando las luces navideñas, uno de ellos estaba subido en una escalera telescópica y tenía agarrada la decoración lumínica, yo pasé por debajo, preocupada no por la mala suerte de pasar bajo una escalera, sino porque a ese hombre se le fuese a escapar la estrella gigante de luces que sostenía en sus manos; pasé rapidito y no ocurrió ninguna desgracia.

Mientras volvía al despacho en el coche puse la radio, y estaban comentando la circunstancia de que era martes y trece e hiciceron un repaso de todas supersticiones y la mala suerte. En ese momento caí en la cuenta de que en un solo día yo había realizado varias acciones propias de mala suerte antes de las 10 de la mañana y que para mas inri encima era martes y trece, creo que sólo me quedaba tirar sal y romper un espejo. Me reí por la coincidencia y pensé que como yo no creo en esas cosas a lo mejor me traía hasta buena suerte; yo soy así no me creo esas cosas, pero si es para algo bueno si le hago caso.

Mi día prosiguió con la normalidad absoluta de un martes en el despacho, cuando salí del mismo al finalizar mi jornada me dirigí a mi parking, solté las cosas que llevaba en el coche, y en ese momento caí en la cuenta de que me había dejado olvidada una cosa en la oficina y debía volver, eso me da mucho coraje, cuando ya solo piensas en coger el coche y escapar, tener que subir de nuevo da pereza, pero eso realmente me hacía falta. Así pues fui a salir del garaje por la puerta de entrada y salida de vehículos y cuando subía la cuesta vi un papelito, me acerqué para ver que era, y sorpresa sorpresa, 50€, el billete estaba mojado por la lluvia del día y sucio como si un coche lo hubiese enganchado en la rueda y al entrar en el garaje lo hubiese depositado ahí para mi.

Más contenta que unas castañuelas subí al despacho a recoger lo que me había dejado y compartir mi alegría con los compañeros. Entonces me di cuenta que el gato negro, la escalera, el pie izquierdo y el martes y trece me habían dado suerte. Lamentablemente esa misma suerte no se la había dado el martes y trece al que había perdido el billete. Pero así es la vida para que unos tengan buena suerte a veces otros han de tenerla mala.

E.M.

Nota: el dibujo que acompaña es un cartel modernista que a mi me gusta mucho, espero que os guste también.

lunes, 12 de enero de 2009

La ingenuidad termina en decepción


Hay un dicho, que nunca me ha gustado que dice “piensa mal y acertarás”, por cosas que me pasaron un día llegue a la conclusión de que debería tenerlo en cuenta en el futuro, para estar prevenida ante futuros desengaños. Sin embargo, aunque ese pensamiento cruzó por mi cabeza, está visto que mi forma de ser se corresponde más con la de una ingenua.

A mi no me gusta hacer caso de los rumores, ya que las cosas se dicen a veces muy alegremente, la gente piensa algo que podría ser, y lo suelta sin pensar en el fundamento que eso pueda tener y del daño que puede hacer a las personas implicadas. Por otro lado, me he dado cuenta de que de una manera casi patológica tiendo a pensar en la bondad del individuo y no creo que las personas que quiero o admiro puedan ser capaces de engañar, traicionar o ser desleales a las personas que ellos quieren.

Hace tiempo me comentaron que un par de amigas habían hecho algo “moralmente cuestionable” cada una por su lado, me lo dijo un amigo, le pedí pruebas, saber si su conocimiento era de primera mano, y él me dio evasivas. Ante esa tesitura yo pensé que estábamos de nuevo ante un rumor o maledicencia, y lo olvidé. De eso hace un año ya, y ahora, de una fuente veraz, me entero que eso era cierto. El acto que cometieron mis amigas no fue contra mi ni mucho menos, pero eso no obsta para que me sienta decepcionada, se que esto quizás no es justo, porque cada uno es capaz de hacer lo que quiera y cometer sus propios errores, y yo no soy nadie para juzgarlas, de hecho esto nunca se lo comentaré a ellas, pero no puedo evitar sentirme decepcionada.

Mi decepción, es sobre ellas, pero también es decepción sobre mi misma, por ser tan ingenua y bien pensante, por esperar siempre lo bueno de las personas y no lo malo, porque pienso que con esta actitud que tengo, en esta vida me esperan muchos palos; porque me molesta que me moleste lo que hagan los demás. Porque la vida no es un cuento de hadas y quizás yo con este comportamiento mío pienso que si.

Porque me da miedo ser yo la que un día decepcione a alguien.

E.M.

viernes, 9 de enero de 2009

EL AMOR ES CIEGO Y . . .

... LA LOCURA SIEMPRE LO ACOMPAÑA

Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando El ABURRIMIENTO había bostezado por tercera vez, LA LOCURA, como siempre tan loca, les propuso:

-¿Vamos a jugar a los escondidos?-. LA INTRIGA levantó la ceja intrigada y LA CURIOSIDAD, sin poder contenerse preguntó:

-¿A los escondidos? ¿Y como es eso?.

- Es un juego - Explicó LA LOCURA, -en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.

El ENTUSIASMO bailó secundado por LA EUFORIA, La ALEGRÍA dio tantos saltos que terminó por convencer a LA DUDA, e incluso a LA APATÍA, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar; LA VERDAD prefirió no esconderse. ¿Para qué?, Si al final siempre la hallaban, y LA SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo, lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella) y LA COBARDÍA prefirió no arriesgarse.

-Uno, dos, tres... comenzó a contar LA LOCURA. La primera en esconderse fue LA PEREZA, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino. LA FE subió al cielo y LA ENVIDIA se escondió tras la sombra del TRIUNFO, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. LA GENEROSIDAD casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos, ¿que si un lago cristalino? Ideal para LA BELLEZA. ¿Que sí la hendija de un árbol? Perfecto para LA TIMIDEZ. ¿Que sí el vuelo de la mariposa? Lo mejor para LA VOLUPTOSIDAD. ¿Que sí una ráfaga de viento? Magnifico para LA LIBERTAD. Así terminó por ocultarse en un rayito de sol.

El EGOISMO, en cambio encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... pero sólo para él. LA MENTIRA se escondió en el fondo de los océanos (mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris) y LA PASIÓN y El DESEO en el centro de los volcanes. El OLVIDO... se me olvidó donde se escondió... pero eso no es lo importante.

Cuando LA LOCURA contaba 999.999 ... EL AMOR aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado... hasta que divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores.

-¡Un millón! - contó LA LOCURA y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue LA PEREZA sólo a tres pasos de una piedra. Después se escuchó LA FE discutiendo con Dios en el cielo sobre Teología y LA PASION y El DESEO los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a LA ENVIDIA y claro, así pudo deducir donde estaba El TRIUNFO.

El EGOISMO no tuvo ni que buscarlo. Él solito salió disparado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a LA BELLEZA y con LA DUDA resulto más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de que lado esconderse. Así fue encontrando a todos, EL TALENTO entre la hierba fresca, a LA ANGUSTIA en una oscura cueva, a LA MENTIRA detrás del arco iris... (mentira, si ella estaba en el fondo del océano) y hasta El OLVIDO... que ya se le había olvidado que estaba jugando a los escondidos, pero sólo El AMOR no aparecía por ningún sitio.

LA LOCURA buscó detrás de cada árbol bajo, cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas y cuando estaba por darse por vencido divisó un rosal y las rosas... Y tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido en los ojos AL AMOR...

LA LOCURA no sabía que hacer para disculparse, lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo. Desde entonces; desde que por primera vez se jugó a los escondidos en la tierra:

EL AMOR ES CIEGO

Y LA LOCURA

SIEMPRE LO ACOMPAÑA.


(Este texto está cogido de internet aunque hay algunos fragmentos que han sido enviados por email contando la historia de una manera distinta).

C.A.C.

miércoles, 7 de enero de 2009

Sexo, Amor y Diversión

Desde hace ya más de un año, en el País Semanal, dedican en cada número un artículo a temas relacionados con lo que ahora se denomina “autoyuda”, en el que reflexionan sobre diferentes aspectos y problemas de la vida cotidiana. Yo de vez en cuando los ojeo, especialmente cuando hablan de temas relacionados con las relaciones de pareja, con el amor o con el desamor, ayyy... que conste que es para documentarme para el blog… En fin en el último número cuando llegué a la mencionada sección me encontré que la temática de esta semana era el “sexo”, así que no me quedó más remedio que leerlo.

En él hablaba de que en la actualidad vivimos en una sociedad en la que el sexo está presente cotidianamente en nuestras vidas, en cualquier anuncio televisivo encontramos referencias sexuales, imágenes de cierto contenido erótico, internet nos ofrece contenidos sexuales a cualquier hora del día y sobre cualquier tipo de preferencias o filias, es más, aun sin buscarlo expresamente te encuentras con ese tipo de contenido. En definitiva venía resumir que el ser humano nunca ha tenido la sexualidad tan presente en su vida y de una forma tan explicita y “natural” como hasta la fecha. Sin embargo, según unos estudios a los que hacía mención, la frecuencia de relaciones sexuales es cada vez menor, y curiosamente España, era uno de los países en los que más descendía.

El autor del artículo reflexionaba que cada vez más, cuando se entra en la rutina de la pareja, el sexo se convierte en una obligación, los problemas cotidianos, el estrés, el cansancio, hace que cuando llegues a casa con tu pareja no te apetezca hacer un esfuerzo más y es más cómodo echarse en el sofá a ver la tele que comunicarnos con nuestra pareja. El artículo proponía un nuevo enfoque, y es que aunque tengas muchos problemas y obligaciones siempre te quedará el sexo, que es agradable, divertido, gratis y sirve para renovar la unión con tu pareja, y en el que tras el esfuerzo físico de una relación sexual apasionada, la satisfacción que resulta hace que te relajes mejor que si te quedas tirado en el sofá.

Por otro lado se abordaba también la importancia del sexo como acto de amor y unión en la pareja, el sexo no es solo placer físico también lo es y mucho, mental, el sexo con amor es mil veces mejor, ya los sabemos, pero el amor con sexo es también mil veces mejor que sin él.
Yo siempre he recelado mucho de los “Te quiero” que se dicen después de hacer el amor, pero cada vez más, es a mi a la que le entran ganas de decir ese “te quiero” al hacer el amor, supongo que es por eso, porque con el sexo refuerzo mi amor y lo hago más grande.
Con independencia del artículo, yo tengo la teoría que para evitar entrar en la monotonía y en el sexo “por obligación” en la pareja, es importante en esforzarse en tener sexo de calidad, si el sexo es bueno te quedas con ganas de repetir pronto, si es más mediocre se te quitan las ganas y entra la dichosa pereza. Hay que pensar que para cuidar una relación de pareja hay que mimar distintos aspectos de la relación, y seguro que la parte sexual es una de las más divertidas.

Como dijo Woody Allen, “El sexo es lo más divertido que se puede hacer sin reir”
E.M.

La Amistad y los Hermanos




La vida está llena de elecciones que nos condicionan, una de esas elecciones es la gente que te rodea, uno elige a sus amigos, no es una elección universal, uno se cruza con esas personas en su vida por unas circunstancias u otras, y con unas conectas y con otras no, de esta forma eliges y desechas a las personas en las que quieres confiar y con las que quieres compartir tus experiencias y momentos. Esos amigos a veces pasan contigo una época de tu vida y luego lentamente se van dispersando, otros permanecen y otros reaparecen, pero todos y cada uno de ellos han sido elegidos por ti como tus amigos en un momento u otro, porque con ellos te has sentido comprendido y querido, y a su vez ellos también te han elegido a ti como amigo, lo cual es un honor, porque si yo considero a alguien como amigo es porque lo admiro, así que entiendo que existe esa reciprocidad.


Pero con independencia de los amigos, existen otras personas que aparecen en tu vida sin elegirlas nunca, y que a diferencia de otras personas no elegidas de tu entorno como pueden ser compañeros de trabajo o de clase, siempre permanecerán ahí en tu vida, tienes un nexo inquebrantable con ellos, que nunca va a desparecer, tu familia. Uno no elige donde nacer y de repente se encuentra con un montón de personas que evidentemente van a condicionar tu vida, tengo clarísimo que yo no sería como soy si no hubiese tenido a los padres que tengo, yo tengo una personalidad distinta a cada uno de ellos pero hay rasgos de mi carácter, de mis ideas y de mis comportamientos que comparto con ellos.


Después aparecen los hermanos, y se crea esa relación de amor-odio, ese instinto de protección y a la vez de celos. A mis hermanos los conozco mucho, pero a la vez los desconozco; los conozco en muchos aspectos de su carácter, de sus ideas, de su forma de ser, porque no en vano, al ser la mayor los conozco desde que nacieron y he convivido con ellos durante muchos años, los he visto aprender a andar, hablar, los he visto ganar, perder, llorar, gritar, enfadarse y alegrarse. Pero entre nosotros nos comportamos como lo que somos, hermanos y nos tratamos como tales, eso significa que posiblemente nos hagamos mas “feos” que los que les pudieras hacer a un amigo, y que no le confiemos nuestros secretos como pudiéramos hacerle a un amigo.


Los hermanos nos conocemos en una faceta personal, la familiar, pero a veces desconocemos como es en otros aspectos de la vida. Todo esta reflexión viene porque he descubierto sin que él lo sepa un blog de mi hermano, en el que el vierte sus mas diversas opiniones y reflexiones, las cuales en ocasiones me sorprenden y me hacen descubrir cosas de él que no sabía.
Con mi hermana me paso algo similar cuando estuvimos trabajando juntas, con ella he descubierto cierto nivel de amistad que hasta entonces nunca habíamos tenido, y eso me alegra profundamente. Con mi hermano me cuesta mucho más salvar esa distancia, y nos peleamos como hermanos.


Y es que los elijamos o no somos familia y nos conocemos de siempre, la vida nos ha puesto ahí y no nos queda más remedio que querernos, aunque en ocasiones nos odiemos.


E.M.