martes, 31 de enero de 2012

Amigos


La amistad es uno de los “sentimientos” mas puros que existen, porque nace espontáneamente, no se puede forzar y nace de la reciprocidad mutua. Podríamos compararlo con un ser vivo, porque nace, en ocasiones se reproduce (aparecen amigos de amigos que se convierten en tus amigos) y finalmente muere, esa muerte puede venir estando ambos vivos, o ser una amistad que perdura hasta el fin de nuestros días.

Sin embargo, “amigo” es un concepto muy amplio, ya que en él encuadramos en ocasiones a conocidos o compañeros de trabajo, por ejemplo. Y dentro de los propios amigos, existen amigos más cercanos e íntimos que otros. Esto me parece a mi lo más natural del mundo, y es que dentro de tus amistades, hay amigos con los que te lo pasas genial de fiesta, amigos con los que puedes hablar de política, otros con los que puedes hablar de cine, y otros con los que puedes hablar de tus problemas existenciales, sentimentales o laborales.

Otro papel muy importante lo juega la “empatía” que puedes tener con una persona, esa empatía hace que te acerques más a una u otra persona y que estreches lazos más con uno que con otros. A estas alturas de nuestras vidas, entorno a los 30, ya sabemos que hay amistades que perduran en el tiempo y amistades que no, a lo mejor generalizo y no a todo el mundo le ha pasado lo mismo, pero yo me he sentido muy unida a determinadas personas durante un tiempo, pensando que esa amistad iba a ser para siempre, y sin embargo al final la distancia ha ido haciendo mella y ha ido haciendo que esa amistad se desvanezca, a lo mejor es que yo no soy “buena amiga”, pero sin duda, el tiempo, la distancia y preocupaciones diferentes hacen que se diluya esa amistad que en su día consideraste muy importante.

Hay otras amistades, que a pesar de los años, la distancia o las situaciones vitales diferentes, permanecen inalterables, tengo amigas a las que veo muy poco, a lo mejor una o dos veces al año, y con las que hablo cada dos o tres meses (todas somos muy dejadas) pero a pesar de ello, es tanto el bagaje común que llevamos a nuestras espaldas, que cuando te ves recuperas lo perdido, la confianza se mantiene inalterable, y el cariño permanece, aunque quizás es un cariño o un nivel de amistad diferente, con ellas el sentimiento es más parecido al que sientes con la familia, nos conocemos desde hace tanto que ya la sientes como parte de tu familia, sabes que cuando te pase algo grave ellas estarán ahí para apoyarte como siempre lo han hecho, pero para los problemas diarios no piensas en ellas.

Por último y quizás las más importantes, son las “amigas cotidianas” las del día a día, las que llamas y te llaman para ver cómo te ha ido la semana, con las que te tomas un café al mediodía para rajar de la compañera del trabajo, o por la noche para tomarte una copa y echarte unas risas viendo al personal, la que llamas o te llama cuando tiene una rayadera, cuando se enamora, cuando el chico que te gusta tontea contigo, y la que por el tono de tu voz sabe si estás de bajón, de subidón o si estás a punto de echarte a llorar. Son ellas las que al final te alegran el día, te hacen más llevadera la existencia, y las que te hacen pensar, que a pesar de que cada noche te vayas sola a dormir a tu cama, no estás sola.

lunes, 30 de enero de 2012

Batiburrillo

Me encantaría conocer a esas personas que formaron parte de mi familia y que se fueron antes de que yo creciera y fuera más adulta, porque ahora podría entenderlas mejor, podría preguntarles cosas que se han quedado en el tintero y, sobre todo, sabría disfrutarlas.

También querría, si tuviera la oportunidad, decirle a una de ellas que siento muchísimo haberle tenido miedo y asco mal disimulado. Por más que me quiera esforzar no siento cariño, porque nunca lo tuve, pero ahora siento lástima y pena por todo el drama en el que se convirtió su vida, y querría que le llegase un profundo y sincero "lo siento tanto todo" que no serviría absolutamente de nada, pero que no estaría de más que lo supiera.

Para terminar, y sin tener nada que ver, me pregunto si es normal que las ilusiones no evolucionen con el tiempo, porque tengo una alarmante semejanza con la que era yo a los 12, a los 16, a los 21 y ahora a los 28. Me pasa igual con los miedos. Me hago más mayor por fuera, pero por dentro sigo cojeando del mismo pie, y tengo la sensación de que mi síndrome Disney es incurable.

Estas son mis alegres reflexiones del último domingo de enero. Siento si os he deprimido, jajajaj. Mi próximo post irá de lo mucho que me pone Anthony Kiedis, el cantante de los Red Hot Chili Peppers (pero sin bigote y con el pelo más largo), de lo poco que me pone ya Scott Stap (cantante de Creed) debido a las tonterías que dice, y de mi duda de si Ronan Keating (cantante de Boyzone e ideal de belleza aria masculina  para mí) se está quedando calvo o no.

Ciao Bellas.











viernes, 27 de enero de 2012

Jah Live

La verdad es que la moda de ahora de relacionar la música con el sexo me tiene muy cansada. La gente canta que parece a punto de tener un orgasmo, y de tanta repetición empieza a ser ridículo. Por eso, esta va a ser una entrada cortita, tan solo para reivindicar la música que te da buen rollo sin necesidad de que te machaque la cabeza y te aprendas la letra; esa tan rica en matices que puedes escucharla muchas veces y percibir algo distinto en cada ocasión. Aquí os dejo con Bob Marley, un ejemplo de lo que digo. 


Eso es todo, amigos!