martes, 24 de marzo de 2009

A Jealous Girl



Esta canción la descubrí con 20 años aproximadamnete y me encantó desde la primera vez que la escuché. Cuando más tarde me puse a analizar la letra me di cuenta de la devoción que sentía Lennon por Yoko, esa Yoko que a casi nadie gusta pero que a él enloquecía, y te preguntas como alguien como Lennon podría tener tantos celos por alguien como Yoko, y la única pregunta es que el amor es así ciego e irracional (ojo, que no me meto con Yoko, igual levantaba muchas pasiones por ahí).

El tema de los celos es controvertido, hay celosos patológicos y peligrosos que arruinan la vida de la persona que tiene al lado.

Pero fuera de éstos celos exacerbados nos quedan los celos cotidianos, hay personas mas celosas que otras, yo lo confieso I´m a Jealous Girl.

Siempre he sido un poco celosa, aunque no me lo tomaba muy en serio, luego cuando te engañan de verdad decides no confiar en nadie, más tarde se te pasa y te das cuenta de que no puedes desconfiar de todo el mundo, y decides confiar.
Pero los celos son irracionales y a veces te asaltan de repente, algunas veces por pequeñas razones, otras veces sin ninguna razón que los justifique, bueno si existe una razón siempre, la inseguridad, que es ese grano que de vez en cuando erupciona en tu cara y te recuerda tus debilidades y tus miedos.
A mi no me gusta ser celosa, supone un sufrimiento anticipado por algo que a lo mejor no sucede y en ocasiones no es justo para la otra persona.

En fin que me he acordado de la canción y me apetecía ponerla, porque se que aquí la que más y la que menos también es un poco Jealous Girl.

E.M.

3 comentarios:

  1. Querida amiga:

    Te habla una celosa empedernida, casi rehabilitada.
    Me rehabilité de mi enfermedad (que incluía persecuciones, espionaje y paranoias varias) a base de fuerza de voluntad.
    Sin embargo, algunas personas no podemos evitar sentir esos celos irracionales a veces. Es más, incluso los alimentamos en ciertos momentos, cuando estamos muy subidos de amor propio, pues creemos que somos más listos que el hambre y que no nos van a engañar si nos anticipamos.
    Al final, tras muchos disgustos conmigo misma, tras muchas broncas conmigo misma y tras varias experiencias extravagantes, he concluído que el tema de los celos se puede resumir así: es una cuestión de elegir.
    Ante el sentimiento de inseguridad y de tristeza que provocan los celos, tenemos que elegir: a) Seguir dándole vueltas al tema que nos ha provocado esos celos, ese gesto, esas palabras, esas dudas que nos invaden....
    b) Obligarnos a eliminar esos pensamientos, sin cuestionar el por qué debemos eliminarlos.
    De la misma forma que ellos aparecen de una forma irracional (pero haciéndonos creer que son racionales, basados en pruebas indiciarias, en experiencias pasadas, en gestos aparentemente definitivos y reveladores), nosotros tenemos que apartarlos de forma irracional, es decir, sin plantearnos por qué debemos apartarlos.
    Ejemplo: mi pareja dice que está en tal sitio, pero por el sonido de fondo y su tono de voz, podría no ser así... Y empiezo a pensar que junto con ciertas cosas que el otro día vi en su ordenador y la llamada que no respondió al teléfono, además de que tardó en contestarme esta mañana y que no nos hemos visto por tal compromiso familiar....yo deduzco que puede estar mintiéndome y poniéndome una excusa y no estar en tal sitio, sino realmente con su exnovia, pero no quiere decírmelo.
    Opción a) Voy a ir a comprobar con mis propios ojos que está donde dice que está.
    Opción b) Paso de darle vueltas, tengo cosas mejores que hacer, llamaré a mi amiga para tomarme un café, me iré a ver la Fnac o me dedicaré a ver mi serie favorita.

    Los cristianos hacen un acto de fe para creer en Dios.
    Las mujeres celosas tenemos que vivir esta religión, amiga: hacer un acto de fe para creer en los hombres.
    Aunque creo que si alguien está a gusto contigo, tiene que ser muy buen actor (que los hay) para vérsele feliz a tu lado, en la cama, en la vida cotidiana, en los momentos buenos y malos y a la vez, complicándose la vida para pegártela a tus espaldas.
    Y aunque no estuviera contento por pasar una mala racha, eso no implica que un hombre te vaya a ser infiel.
    Como te digo, es un acto de fe y una cuestión de educar una misma sus pensamientos.
    Y tal vez una persona que parece muy "paradita" o formal te despierta más confianza que uno que va sobrado por la vida y resulta que tiene más peligro la primera que el segundo.
    Más vale querer a tope a alguien y confiar, al menos, si al final te sale rana, no habrás estado sufriendo todo el tiempo anterior.
    Y también, si la otra persona detecta tus celos, puede que se sienta mal, pues a fin de cuentas, estás poniendo en tela de juicio su integridad moral. Así que, lo miremos por donde lo miremos, todo son desventajas...
    A tomar tila y santiguarse.

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  2. La opinion de un tio, en tres comodos pasos:

    1- Si un tio te quiere poner los cuernos, te los va a poner, ya le pongas un detective cosido a la chaqueta y un localizador GPS en el culo.

    2- Si un tio no te quiere poner los cuernos, no te los va a poner, por mas cosas raras que veas en su ordenador, escuches por telefono, o por mas tonterias que no te cuadren y te hagan creer lo contrario.

    3- Si un tio está a gusto con su pareja, lo de poner los cuernos no se le pasa ni por la cabeza. Ver desconfianza suele ser una ofensa y solo causa que se deje de estar a gusto.

    4- El robocop.

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  3. Estoy totalmente de acuerdo con los hermanos López. Aunque... Sin que sirva de precedente obsesivo compulsivo, cuando necesites ver algo con tus propios ojos porque no seas capaz de resolver el rompecabezas tú sola, en mi opinión, háblalo o pregúntalo, porque apartar los pensamientos, lo que se dice apartar de verdad, es complicadísimo de conseguir, y al final acaban obsesionándote y ocupándote más tiempo del debido.

    Y ojo que estoy muy de acuerdo con Adri, pero me da que en tu caso más que celos obsesivos, son miedos puntuales que creo que se resolverían de la misma forma a la que se mata a una mosca cojonera: aplastándola sin piedad. Y si para eso hace falta hablar, sin ser agresiva y sin hacer sentir mal al otro, comunícale cómo te sientes.

    Creo que si no te pasas de perseguidora ni de inquisidora, y si respetas su intimidad, tu pareja debe comprender que todos tenemos inseguridades a veces, y en su mano está calmarnos devolviéndonos a la realidad y sin enfadarse, porque nadie es perfecto, y porque, aunque no guste, también tenemos derecho a dudar.

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