martes, 7 de julio de 2009

En honor a Anika Torres

No podemos vivir solos. Da igual que nos inventemos nuevos lifestyles. Hombres y mujeres necesitan compañía, y por más independiente que uno sea, el calor y el cariño de los demás siempre es bienvenido, máxime cuando tus posibilidades de apertura a un nuevo mundillo y a una nueva forma de entender la vida son más bien escasas porque, o bien te ha alcanzado la edad, o bien porque eres demasiado frágil.

La soledad enferma a quien la siente, y hay tantas personas solas… Me gustaría juntarlas a todas y presentarlas. Lo malo es lo que os decía, que la forma de entender la vida o la fragilidad ante los cambios, cierran muchas puertas. Supongo que tu modo de ser, además de lo que te viene dado cuando naces, también se entrena durante toda tu vida, así que es importante autoeducarse en tolerancia para aguantar los defectos de los demás cuando uno llega a la edad cascarrabias.

Aun así, saber que alguien necesitará algo de ti, y tú necesitarás de esa persona (ya sea padres, hijos, hermanos, amigos o vecinos) es el motor que nos hace levantarnos cada día.

Por eso escribo este post hoy en honor al centro de mayores Anika Torres. Un lugar donde, a pesar de la edad, son muchos ancianos los que han encontrado esa compañía que os decía. Un sitio donde entras y los hombres hablan con los hombres, las mujeres con las mujeres, y en las fiestas, bailan todos juntos. Aquí todos se sienten útiles porque colaboran con Bienestar Social preparando bolsas de comida para regalarlas en Navidad, o recogen juguetes para niños sin recursos. Además, por supuesto, de aprender salsa o hacer gimnasia de mantenimiento (incluidos los que van en silla de ruedas); interpretar obras de teatro; hacer campeonatos de dominó y sortearse un jamón; o hacer excursiones a municipios colindantes.

En fin, que hacer amigos es sano y es importante. Y que, viendo a los de Anica Torres, creo que todos debemos tomar ejemplo y buscar esas cosas por las que alegrarnos que decía Adri, porque si ellos tienen recursos y son mayores, imaginad nosotros que somos jóvenes aún.

1 comentario:

  1. Amén... ¡que razón tienes! y eso que la amistad es un valor a la baja y está tan cara como el ladrillo... pero vale la pena intentarlo. Siempre.

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